De izquierda a derecha (arriba), Joan Ribas, Rafel Ruiz, Alfonso Molina y Elena López durante el último pleno municipal de Vila, el jueves 25 de enero.

Es digno de reconocimiento el esfuerzo que acaba de hacer el PSIB y la presidenta del Govern, Francina Armengol, para salirse del lodazal en el que se habían metido por capricho de sus socios de Més. En efecto, el borrador de decreto redactado por la Conselleria de Salut que establece el requisito del conocimiento del catalán a los profesionales de la sanidad pública, no genera el «consenso suficiente» en palabras de la consellera portavoz, Pilar Costa. Además, es público y notorio que el Ejecutivo lo aprobó en la Mesa Sectorial de Sanidad con la oposición de todos los sindicatos allí representados. Y también es de público conocimiento que el PSIB en los trabajos iniciales, rehuyó introducir la exigencia del catalán, conscientes como son de que ello afectaría a la atención sanitaria (principalmente en lugares donde la falta de personal médico y de enfermería es endémico -como en las Pitiusas-) pero tuvo que cambiar de postura ante las presiones de Més, que siempre habló de líneas rojas y de posturas irrenunciables. Con este talante, es difícil que algo prospere y menos aún cuando pocos perciben que haya un problema a corregir, pues las reclamaciones de los usuarios del sistema público de salud relacionadas con el idioma son residuales, casi anecdóticas.

Aprendan de José Ramón Bauzá

Felizmente los socialistas se han dado cuenta del berenjenal en el que se estaban metiendo y lo han hecho tras comprobar que las organizaciones sindicales y ciertas organizaciones ciudadanas de reciente creación, estaban dispuestas a salir a la calle y a movilizarse para pararle los pies al Govern. Y eso es algo gravemente inconveniente cuando falta poco más de un añito para que se disuelva el Parlament y se convoquen elecciones. Llegar a unos comicios con un frente abierto de esta magnitud no es prudente y al fin en el PSOE se han dado cuenta. Además, desde Podem tampoco estaban por la labor de aprobar medidas unilaterales sin contar con el apoyo de los sindicatos, pues ese y no otro es el grave error que cometió durante la legislatura pasada José Ramón Bauzá. Empecinarse en ignorar las críticas y las protestas es, además de poco democrático, un error que se acaba pagando muy caro. Es lo que tiene la prepotencia y la soberbia de la que algunos hacen gala.

Aprendan de Armengol

Más le convendría al equipo de gobierno del Ajuntament d’Eivissa aprender del PSIB de Francina Armengol y comportarse de forma más humilde y sobre todo, más democrática y transparente. De la arrogancia en la que andan instalados no puede salir nada bueno. En su mano está corregir los errores o perseverar en ellos. Después de la mentira premeditada con la que a principios de enero pretendieron engañarnos, diciendo que el edificio okupado de es Viver era de la Sareb (Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria), también conocida como «banco malo», ahora pretenden que creamos que cumplen con su compromiso de no cobrar dietas, pero no aportan ninguna prueba de que ello sea así y además, se niegan a facilitar información después de que el concejal Joan Ribas de Guanyem se ofreciera a mostrar los recibos de sus donaciones a ONGs. Si eso no es mentir, ya me dirán qué lo es. Ofrecerse a enseñar unos documentos en Twitter y luego, cuando alguien se los pide, negarse a mostrarlos, constituye todo un ejemplo de hipocresía supina que no ha de pasar por alto a nadie. Porque además, si todo está correcto y se hace como se dijo que se haría, si no hay nada que ocultar, ¿dónde está el problema?

Ocultación deliberada

Los concejales de Eivissa con el alcalde Rafa Ruiz al frente cobran dietas. De eso no hay duda. Eso no hace que los ciudadanos se las ahorren y se queden en las arcas públicas. Se les pagan y ellos las cobran, cuando dijeron que no lo harían. Si las donan o no, como dicen que han hecho, no hay más prueba que su palabra, que después de lo de la mentira de la Sareb es, cuando menos, poco sólida. Pero además ahora el equipo de gobierno se niega a mostrar el documento suscrito entre el PSOE y Guanyem, que constituye un pacto de gobierno entre dos fuerzas políticas que se unen para evitar que la que ganó las elecciones, el PP, gobierne. Se niegan a mostrar dicho documento, que pareciera más secreto y clasificado que los papeles del CESID. ¿Por qué? Sospecho que lo hacen para que no veamos los términos exactos de su compromiso con respecto al cobro de las dietas. Pero en todo caso se comprueba que su desprecio por la transparencia, la rendición de cuentas y el derecho de acceso a la información de los ciudadanos es considerable. No solo meten la pata, sino que se jactan de hacerlo y de no rectificar. Y pretenden que no se hable más del tema con un lacónico «damos el tema por cerrado». ¿Perdona? Esto no funciona así.

Feliz domingo.