El concejal de Cementerios de Vila, Juanjo Hinojo, anunció en Twitter el pasado viernes que «hombre del tiempo mediante», ya se habían cortado las malas hierbas que habían convertido el camposanto de ses Figueretes en una selva. Sin embargo, su trabajo se quedó a medias y la ‘maleza’ sigue en pie en la zona habilitada para los entierros y donde también se encuentra, supuestamente, la fosa común de los asesinados durante la Guerra Civil que el Govern pretende exhumar este año. Una situación de dejadez que resulta poco menos que vergonzosa y que supone una falta de respeto absoluta hacia los que allí descansan y a sus familias.

Uno con mala baba podría llegar a pensar que este descuido se podría deber a que el concejal Hinojo sólo se acerca al Cementeri Vell cada 14 de abril para enarbolar banderas tricolores con el puño en alto. Quizás al concejal comunista le iría mejor si no mareara tanto la perdiz con los cambios de sentido de las avenidas de la ciudad.

Donde no se ha visto a ningún miembro del equipo de gobierno tomando fotos y colgándolas en las redes sociales esta semana es junto a la escalera de gran tamaño que se está construyendo en Cas Mut y que une los miradores de la zona. Una obra de gran impacto que se lleva a cabo en una zona urbana, al igual que el hotel de la Punta de sa Torre, en Sant Joan. Sin embargo, resulta muy curioso que ciertos colectivos se lleven las manos a la cabeza por el proyecto de Xarraca y callen con el otro.

Esta semana el CEPCA también ha dado a conocer el comportamiento de los jóvenes ibicencos estudiantes de Secundaria en cuanto al consumo de alcohol y drogas, con resultados que llaman la atención. Por ejemplo, dos tercios de los jóvenes han consumido alcohol, cuatro de cada diez fuman tabaco y el 32 % ya ha probado el cannabis. Pero a uno le entran escalofríos cuando de los datos de la encuesta se extrae que el inicio al consumo de la cocaína y del éxtasis se da a los 15 años. Unas cifras inferiores a las registradas en años anteriores pero que muestran que la prevención en el consumo de las drogas no acaba de funcionar.