Si hay algo que protagonizó la jornada de Viernes Santo de ayer fue el buen tiempo que, sin duda, favoreció los planes de aquellos que han escogido las Pitiusas como destino. El turismo cultural y familiar ha encabezado la lista de preferencias esta semana, aunque se ha podido encontrar gran variedad de perfiles en busca de los otros tantos matices que ofrecen las islas.

La tendencia a un turismo deportivo y en busca de tranquilidad se hizo notar el Viernes Santo en la Estación Marítima de Vila. Un grupo de catalanas, que esperaba la salida del ferry a la pitiusa menor, explicaba que habían venido unos días para ir a Formentera a «hacer rutas de bicis y senderismo». Italianos, catalanes y baleares copaban las taquillas de las operadoras hacia Formentera; éstos últimos «aprovechando el descuento del 75%».

Otras nacionalidades venían a disfrutar del codiciado sol mediterráneo, como Luna que viaja con Russell y Lucas, promotor de una conocida marca de vehículos en la isla y cuyo objetivo era «disfrutar de los amigos, la playa y cerveza». Meshda, una dependienta de una de las céntricas tiendas de Vila hacía una valoración de estos días y aseguraba que «en comparación con el año pasado, mucho menos volumen; lo sabemos porque trabajamos con indicadores y contabilizan quién entra en la tienda. Nos ha sorprendido la presencia de turistas de habla portuguesa». En relación al tipo de transporte empleado, el turista peninsular prefiere traer su propio vehículo, es el caso de de Franciso y Noelia, una pareja de murcianos, o Monia y Alberto, dos venecianos que alquilaron dos bicicletas para visitar el centro. El turismo del Imserso también tiene especial protagonismo. Algunos hacían la ruta por su cuenta, como Esperanza, Nieves y Victoria que habían alquilado un coche para recorrer la isla los 10 días de visita. Como en otros casos, estas valencianas se quejaban de estar «todo cerrado. Hemos podido visitar varias Iglesias o mercadillos, pero nos hemos encontrado con museos cerrados y deberían abrir en Viernes Santo». Otra cosa que lamentaba un matrimonio de Barcelona es la falta de «guías turísticos en Dalt Vila». Para Ignasi y Monsterrat, Ibiza es «una maravilla y muy recomendable a nivel cultural para estas fechas. En Ibiza hay suficiente patrimonio como para fomentarlo y eso es motivo de autoestima». Muchos de los viajeros aprovechaban también estos días para visitar a amigos y familiares, como Inma y Catalina «llegamos el fin de semana pasado y nos marchamos ya porque en Madrid este lunes ya es laboral y hemos venido a ver a unos amigos». Los ibicencos también han aprovechado para cruzar el charco. Algunos jóvenes esperaban en la terminal de salidas para hacer una escapada a la península, como Joselyn y Pedro que viajaban cinco días a Asturias de «escapadita rural», o un grupo de amigas que iban a Málaga para visitar a la familia. El buen tiempo ha provocado reservas de última hora, aunque en alguna de las oficinas de turismo han habido quejas, por parte de los turistas, acerca de la falta de alojamiento o de indicaciones para llegar a los lugares de interés.

El ambiente en Platja d’en Bossa es el habitual de una Semana Santa con cierta estabilidad meteorológica: locales de ocio y apartamentos todavía cerrados, pero terrazas abarrotadas y gente paseando en la orilla. El agua clara invitaba al baño ayer por la mañana pero recordaba la, todavía, gélida temperatura al contacto con la piel. No para Jake, un estadounidense de Wisconsin que el jueves se dio un remojo y al que sorprendió la procesión de nazarenos «esto en mi país significa otra cosa», bromeaba. Una Semana Santas, sin duda, soleada y cultural.