La conmoción por el realismo con el que se recrea el Santo Entierro fue admirado por todos los presentes ayer durante la procesión en Santa Eulària. Gracias a la Asociación Cultural Puig de Missa participaron seis cofradías, el grupo de romanos, los doce apóstoles, la buena samaritana, la Verónica, los legionarios, dos bandas de música y por supuesto el cura de Santa Eulària, Vicente Ribas, y distintos miembros del equipo de gobierno como los concejales Ana María Costa o Mariano Juan Colomar.

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En el entorno incomparable del Puig de Missa se agolpaban poco antes de las 20.00 horas todos los participantes en la procesión del Viernes Santo con la mirada puesta en el cielo. Y es que la lluvia hizo presencia en la Villa del Río, lo que llevó a resguardarse a los cofrades bajo el porche de la iglesia. Mientras esperaban que dejase de llover, los legionarios entonaron su himno (Novio de la muerte) para animar a los allí presentes. Mientras tanto, procedieron a cubrir las imágenes con plásticos por si no dejaba de llover. Algunos de los asistentes como público que esperaban abajo para ver la procesión optaron por subir al Puig de Missa para informarse de si salía la marcha procesional o bien se anulaba. Finalmente, la meteorología respetó el Santo Entierro de la Villa del Río, se retiraron los plásticos de las imágenes y cerca de las 20.45 horas empezó la procesión. Fue una marcha rápida, ligera, seguida por numeroso público y sobre todo, repleta de respeto hacia las imágenes y los cofrades participantes.

Como es tradición, la procesión estuvo encabezada por el grupo de 19 romanos que se han convertido en uno de los grandes atractivos de la Semana Santa en Santa Eulària. Como comentó más de un turista presente en los laterales de los accesos al Puig de Missa, sus trajes están tan logrados que parecen sacados de una película de Hollywood, y su sobriedad a la hora de portar su estandarte, en el que se puede leer SPQR Ins Avg Ebusus, y la cruz ya presagiaba lo que iba a suceder después. Fe y silencio, en ocasiones, estremecedor. Bajo estas premisas desfilaron después los doce apóstoles, transformados como por arte de magia en doce niños, la buena samaritana, también una niña con una jarra de barro que simboliza a un personaje bíblico que según la devoción cristiana dio de beber agua a Jesucristo en su camino hacia la crucifixión, la Agrupación Musical Nuestra Señora de la Estrella y la primera de las siete cofradías de la Vila des Riu. Era la cofradía de Santa Marta, con sus trajes verdes y rojos y con una talla que, como el resto de las participantes, se llevaron con ruedas y lucieron preciosas con numerosas flores.