Robert Allan Malloy (izq) posa muy feliz con sus dos rescatadores: la perrita Verónica y Jacques Boels. | DANIEL ESPINOSA

Hoy hace justamente una semana desde que Robert Allan Malloy fuera localizado en buen estado en una finca privada de Siesta. Cuatro días antes, el hombre de 69 años y enfermo de Alzheimer desapareció tras salir a dar un paseo por la tarde sin dejar rastro. Vestido con camiseta y pantalón corto y unas chanclas de playa, Robert pasó tres noches completas a la intemperie hasta que Jacques Boels y su perra Verónica le encontraron en el jardín de su casa. Para este holandés, procedente de Maastricht y residente en la isla desde hace 51 años, «es difícil de explicar, pero encontrar a Robert fue como un milagro».

Reencuentro

Ayer se produjo el primer reencuentro de los tres protagonistas de esta historia. Acompañado por sus familiares, Robert recibió alegremente a Jacques y Vero, de la que apenas se despegó. Su hermana Sandra Kinsley comentó emocionada que para ellos el «hecho de que fuera Vero quien lo encontrara significa mucho», porque desde que Robert padece Alzheimer está «obsesionado con los perros y siente mucho aprecio por estos animales».

Los dos hombres se sentaron en el sofá a charlar, como si fueran amigos de toda la vida para hablar sobre cómo se conocieron. «Llegué a mediodía a casa y mi mujer estaba preocupada porque nuestra perra, Vero, había salido como siempre al bosque pero no volvía cuando la llamaba, cosa muy rara porque es muy obediente. Salí a buscarla y me encontré con un árbol roto. Caminé un poco más y al girar a la izquierda encontré a Vero sentada junto a Robert, esperando a que llegáramos», explicó Jacques. Cuando se acercó a ellos, «Robert solo decía ‘sí’. Al preguntarle si era Allan, me corrigió diciendo que se llamaba Robert. Fue una alegría enorme».

Lamentablemente, debido a su enfermedad, Robert no recuerda casi nada de lo sucedido. «Tiene vagos recuerdos, como que escaló un árbol y se cayó, que perdió las chanclas y este mismo martes nos confesó que tuvo miedo y que no tenía ni agua ni comida. Cuando le dijimos que había estado desaparecido durante tres días se quedó horrorizado, porque no fue consciente del tiempo.

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Desde entonces tiene mucho frío, a veces se queda desorientado y se le cae alguna que otra lágrima», confesó su hermana. A pesar de ello, explicaron que se ha recuperado muy bien de las quemaduras del sol y las heridas.
Robert, casi ajeno a la conversación, no dejó de deshacerse en mimos y muestras de cariño hacia Jacques y, sobre todo, Vero. Su emoción y gratitud era compartida con la del resto de asistentes. Su hermana Sandra y su sobrina organizaron este encuentro como muestra de agradecimiento «a todos los que nos ayudaron a buscarlo, en especial a Jacques y Vero, nuestra heroína».

Por su parte, Jacques quiso tener un pequeño detalle con ellos y regaló a Robert una fotografía del momento en el que lo encontró junto a Vero «para que siempre la pueda tener junto a él». Sorprendido, a la vez que enormemente feliz, Robert dijo sentirse «muy afortunado» por tal obsequio y no dudó en fundirse en un fuerte abrazo con Jacques y Vero, sus dos nuevos amigos.

LA NOTA

La familia de Robert, «eternamente agradecida» con la isla de Ibiza

En representación de toda la familia, Sandra Kinsley, hermana de Robert Allan Malloy, envió un comunicado de agradecimiento a todas las personas que participaron en la búsqueda del desaparecido: «La Policía Local y la Guardia Civil fueron maravilloso con nosotros. Fueron muy compresivos con nuestros peores miedos y, cuando encontraron a Robert, su alivio fue tan grande como el nuestro. En concreto, nos gustaría dar las gracias a Gabriel, miembro de la Guardia Civil, nunca te olvidaremos. También queremos dárselas a la English Speaking Church de la isla por sus plegarias, y a Rosie, quien reunió y coordinó la búsqueda en Siesta. A las chicas del Consulado Británico, Rhiannon y Linda, que fueron una ayuda constante, su apoyo en la traducción fue muy valiosa. Finalmente, queremos dar las gracias a los servicios de emergencia de la isla que trabajaron en la búsqueda de Robert. La isla, la isla blanca, es muy especial para él. Sin la publicidad que hicieron los servicios de emergencias, el final de esta historia podría haber sido trá- gico. El alzheimer es una enfermedad cruel, pero Robert se está recuperando bien. Él está muy agradecido por todo, especialmente con Vero, la heroína de esta historia», explicaron los familiares.