Jorge Cueto durante la inauguración de la tienda de la Fundación Prison Art que hay ubicada en la Marina. | DANIEL ESPINOSA

De momento, los productos de la Fundación Prison Art, destinada a reinsertar en la sociedad a 300 reos a través del arte y la moda, se comercializan a través de 14 tiendas ubicadas en diferentes puntos de México y las ciudades de Berlín, Barcelona, la inaugurada ayer en Ibiza y la que el año próximo abrirán en San Francisco.

El fundador de esta Fundación es el empresario español afincado en México Jorge Cueto quien afirmó a Periódico de Ibiza y Formentera que el proyecto capacita a «los muchachos», como él llama a los artistas, para que puedan hacer productos que fusionan el arte y la moda. «Diseñamos un proceso para tatuar el cuero con los que se elaboran esos productos como si fuera la piel humana, entonces en vez de llevar un águila tatuada en la espalda la puedes llevar en una cazadora o un bolso». Cuentan con tres líneas de producto elaboradas en piel. La línea de ‘Tatuado’ que se realiza solamente una bolsa de cada diseño; otra que cuenta con una edición de unas 20 piezas por modelo llevadas a cabo con la técnica del ‘Cincelado’, se coloca la piel sobre una roca, se la moja y con un cincel y un martillo se realiza el dibujo mediante pequeños golpes; la tercera es ‘Design’ ya que los presos «tenían mucho interés en demostrar que ellos desde la cárcel podían hacer bolsos como las grandes marcas internacionales» que no son tatuadas ni cinceladas, sino bolsos tradicionales ‘suizos’ con su toque particular y hechos también a mano. Paralelamente, cuentan con una línea de joyería -aros, pulseras y anillos- creada en base a las tallas en hueso y madera que ellos realizan en prisión.

El dinero recaudado con la venta de los productos es destinado al programa de capacitación, rehabilitación y al de inserción social. «Para nosotros lo más importante es que los muchachos se vuelvan a integrar a la sociedad como personas productivas», recuerda.

En la actualidad el programa cuenta con el aporte de unos 300 artistas de diferentes cárceles de México, Guatemala y Panamá, estas dos últimas entraron en el proyecto recientemente, y unas 50 personas que ya han obtenido su libertad pero que continúan trabajando para la Fundación Prison Art. «Nosotros les garantizamos que cuando alcancen la libertad van a tener un trabajo dentro de la institución para continuar haciendo lo que aprendieron a hacer dentro del proyecto», aclara Cueto.

Y agrega que «somos una fundación totalmente autofinanciada, no recibimos ayudas de nadie y no aceptamos apoyos del Gobierno, lo hacemos todo con nuestros propios recursos. Entonces, incorporamos muchachos en la medida que podamos dar salida a los productos, tenemos que tener el flujo necesario para poder ayudar a esta gente».

El proyecto

Es un programa de «sanación y autocura». Todo está basado en que «los muchachos crean en sí mismos, se sepan valiosos e importantes, que las personas reconocen y aprecian su trabajo en los productos que compran». Cueto asegura que si «ellos se sienten importantes no se hacen daño a ellos mismos ni a otras personas. Sino vuelven a delinquir en una espiral sin fin de delitos cada vez más graves», explica.

Sostiene que «la idea es ayudar a la sociedad en general. La estigmatización a la que se somete a aquel que ha pasado por la cárcel es tan fuerte que genera tal rechazo que evita que se reinserten en la sociedad, lo que provoca aún más violencia en la calle; tratamos de romper esa espiral viciosa de una forma más asistida».

Todo el proyecto está basado en el crecimiento de la autoestima de los artistas y en demostrar a la sociedad que la calidad de un producto hecho a mano ciento por ciento en la cárcel puede probar que es posible hacer las cosas de diferente forma. «Quisimos que esto también se pudiera ver fuera de México, e Ibiza es un gran escaparate del mundo donde se puede dar a conocer a un gran abanico de nacionalidades el proyecto y el trabajo de los muchachos», recuerda.