La matrona Britta Sandten entre las ginecólogas Iria López Seijas y Laura Torres Prats.

«Queremos que seáis las dueñas de ese día maravilloso y que nosotros seamos vuestros acompañantes». Este es el mensaje que transmitió Miriam Iranzo, matrona del hospital Can Misses, al más de un centenar de personas que asistieron a la I Jornada de un Parto Respetado ‘Nacer en Ibiza’, una iniciativa impulsada por el Servicio de Ginecología y Obstetricia, en el que se prima el respeto a las decisiones de las madre en el momento del parto. A lo largo de la jornada hubo mesas redondas, talleres prácticos como el de porteo de bebés o de lactancia materna y charlas informativas sobre todo el proceso.

El salón de actos de Can Misses fue el escenario del reencuentro de familias con sus bebés y con sus matronas, las que acompañaron y ayudaron a traer al mundo a sus hijos, como el caso de Jenny, Félix y la pequeña Megan con las matronas Loreto Carbonell y Patricia Carrión. Jenny fue una de las madres que participó en la mesa redonda acerca de las experiencias y los diferentes tipos de parto. «Antes de dar a luz tenía la idea preconcebida de un parto respetado, como parir debajo de un árbol, pero después tuve un parto programado con rotura de bolsa y con epidural». Sin embargo, conserva muy buen recuerdo ya que «a pesar de las intervenciones fue un parto respetado». Mónica, madre primeriza junto a su pareja Gloria de la pequeña Vega, recuerda su parto «como una experiencia mágica; fue muy emotivo, porque fue un parto respetado, nuestro parto, el de la mamá, la pareja o el acompañante y el bebé». La ginecóloga Raquel Gascón también destacó del parto que se trata de «una experiencia vital e increíble; que ojalá todo el mundo sea capaz de disfrutar».

Mónica tuvo un parto inducido con oxitocina, «me vine un poco abajo porque pensamos que iba a ser lo más natural posible, pero cambié el chip. Estuve rodeada de un super equipo donde todas las necesidades fueron escuchadas».

Entre los testimonios también los de dos madres que han tenido un parto en el agua, una de las técnicas más recientes implantadas ya que hasta el año pasado sólo se utilizaba la bañera para la dilatación. Hasta ahora se han realizado una docena de partos en el agua. Neus, madre de Jan, rememora de esos momentos «el poder y la fuerza que tenemos las mujeres; nada de sexo débil». Ala, madre de Naawa, define el parto como «salvaje».

La matrona Rocío Delgado, moderadora de la mesa de experiencias de madres, les preguntó qué es lo que más les gustó del parto. «El mimo, la cercanía y la delicadeza», respondió Gloria. «El parto fue de las tres. Estuvimos rodeadas de un equipo en el que escucharon nuestras necesidades», añadió Mónica. «Lo viví con entrega y confianza», añadió Neus.

La tercera cesárea

Raquel, que ha tenido su tercera cesárea recientemente, recuerda que «vivió de manera emotiva el contacto piel con piel» y que los padres pudieran estar en el quirófano dentro de la iniciativa de la cesárea humanizada.

«Me sorprendió la profesionalidad del personal, pese a que trabajo aquí. Les sale de dentro y es un gusto para los pacientes», dijo esta ginecóloga de Can Misses. Ala reconoce que por muy preparada que estés para afrontar el momento que vas a vivir «el proceso en sí te sorprende; estoy muy agradecida de decir que tuve un parto salvaje en un hospital. Fue un parto maravilloso dentro del agua que era uno de nuestros sueños». Neus llegó al parto con mucha información, «con una dilatación de siete centímetros llegué al hospital; parí en la bañera, eso era lo que deseaba». Del personal de Paritoro destaca «no sólo la amabilidad sino el trato agradable y amoroso; las sensaciones fueron muy positivas, fue un proceso intenso».

También dieron su opinión sobre qué aspectos mejorarían del servicio como que se alargara el tiempo de estancia en el Paritorio, más información en la preparación al parto, un cambio de protocolos y que se conserve la placenta.

La mesa redonda fue uno de los actos más emotivos que comenzó con dos canciones interpretadas por Romana Alarcón, que consiguió calmar el llanto de algunos de los bebés y la intervención de las abuelas, como la de Naawa, que preocupada por la llegada de su nieta le dijeron «quédate tranquila, que las comadronas de España funcionan rebién, mejor que las parteras de Argentina».