La procesión por las calles de Dalt Vila fue muy seguida por pequeños y mayores. | Marcelo Sastre

Un año más la celebración de la misa de la solemnidad del Corpus Christi y su posterior procesión se llevó a cabo con la presencia de casi 40 niños de las diferentes parroquias de Vila que este año tomaron su Primera Comunión. Los ilusionados niños volvieron a ponerse sus trajes para esta especial ocasión de la cristiandad celebrada ayer en la Catedral de Ibiza presidida por el obispo de Ibiza Vicente Juan Segura.

Sobre las 19.00 horas comenzaba la misa que además coincidió con el Día de Caritas ya que, tal como explicó el obispo durante la homilía «Dios nos amó a todos sin excepción» esto implica no olvidarnos de los más necesitados, y por eso, en el día en que se celebra la unión de la comunidad de la totalidad de la Iglesia en torno a la Eucaristía todo lo recaudado en la donación de la misa se dedicó a esta entidad que extiende una mano a las personas que más dificultades atraviesan en esta sociedad.

A modo de testimonio, un inmigrante colombiano contó su experiencia y extendió su agradecimiento a Caritas por haberlo ayudado en «los momentos difíciles» por los que llegó a pasar desde que llegara a Ibiza hace un año en situación de extrema necesidad.

La procesión

Al finalizar la misa, se inició la procesión de la custodia del Corpus Christi, que como señaló el obispo «es la más antigua de España porque en Ibiza se hacen cosas realmente buenas desde siempre», encabezada por la banda musical de la cofradía del Santo Cristo Yacente y los más de 40 niños y niñas que en sus trajes de comunión lanzaban pétalos de flores a su paso.

El recorrido partió desde la catedral pasadas las 20.10 horas de la tarde de ayer ante una gran cantidad de vecinos, curiosos, turistas y familiares de los niños. Al salir un altar preparado por la parroquia del Rosario en el que se erigía una figura del Sagrado Corazón esperaba que el obispo de Ibiza y Formentera acompañado de los párrocos de la ciudad de Ibiza y tres canónigos de la catedral se detuvieran ante él para bendecir a los presentes con el Santísimo Sacramento.

A lo largo de su camino hasta la parroquia de Sant Elm se encontraron con una pequeña capilla montada por cada una de las parroquias de la ciudad para que, a modo de representación de las mismas, se hicieran extensivas a ellas las bendiciones.