Imagen de la acusada declarando ayer ante el tribunal en el Juzgado de lo Penal número 2 de Ibiza. | Arguiñe Escandón

«Ella me dijo que iban a vivir en casa de su jefa y que luego alquilarían un apartamento en Santa Eulària. Yo necesitaba mi casa para vivir con mis hijos. Soy inocente». Es el turno de última palabra de María M.R., la vecina de Ibiza juzgada ayer como presunta autora del incendio intencionado de su casa la noche del 24 de marzo de 2017.

Anteriormente, en la declaración que abrió la vista oral, la acusada, que se encuentra en prisión provisional desde que recibió el alta médica, relató que el día del incendio se tomó unas pastillas para dormir y juró no recordar nada más hasta que se despertó 19 días después en una habitación del hospital Can Misses.

Durante su declaración la acusada hizo hincapié en que los tres jóvenes personados en el caso como acusación particular estaban «de okupas en su casa, no era un alquiler» y que estaba atemorizada porque le amenazaron con cuchillos e incluso con un hacha. «Tengo los bronquios quemados, las cuerdas bocales quemadas y el 30 por ciento del cuerpo con quemaduras», advirtió la acusada con la voz rota, antes de añadir las secuelas psicológicas que sufre desde el episodio y explicar que ella conocía a los jóvenes porque eran vecinos de un mismo pueblo de Granada y que dejó la casa a la pareja para que guardasen temporalmente sus cosas hasta su regreso.

El letrado de la defensa solicitó la libre absolución ya que, según subrayó, los testimonios de los jóvenes «carecen de credibilidad y no han acreditado de ninguna manera haber alquilado la vivienda».

Previamente la sala había revisado una grabación en la que se aprecia una silueta prendiendo fuego a un sofá. Las imágenes fueron captadas por una cámara instalada por los jóvenes que aseguraron haber alquilado la vivienda ubicada en el número 47 de la avenida Sant Josep.

Amenazados de muerte

Tras la declaración de la acusada llegó el turno de la pareja que compartió la casa con la acusada durante dos o tres semanas. José Carlos y Ángela declararon por videoconferencia desde Granada. Aseguraron que habían contactado con la acusada en Granada y que habían acordado un alquiler de unos 500 euros que entregaron a un procurador y que realizarían el contrato en Ibiza, un hecho que no llegó a producirse. Según relataron, el día del incendio la mujer ya les había amenazado de muerte con un cuchillo de cocina. «Llegó a mediodía, arrancó una televisión del salón y se encerró en su habitación pero antes nos amenazó con un cuchillo. Nos dijo que iba a matarnos». Tras este episodio, la pareja y otro joven que había llegado una semana atrás se trasladaron a comisaría para denunciar los hechos y fue allí donde se enteraron que la casa estaba en llamas.

Los tres jóvenes insistieron en que la acusada mantenía una actitud «bestial, inaguantable, con amenazas y coacciones a todas horas».

Tras ellos declararon los policías y bomberos que actuaron aquel día. Todos apuntaron que el fuego fue provocado porque tenía tres focos: el sofá del salón y los colchones de dos habitaciones. De una tercera habitación rescataron a a la mujer que se enfrenta a una petición fiscal de 3 años y medio cárcel por un delito de incendio de bienes propios.