Mateo y Lucas Ocón, ayer en Ibiza.

Durante la charla que ayer albergó Sa Questió dentro del programa del mes del Orgullo LGTBIQ+ se emitió el vídeo en el que se refleja el propio cambio que vivieron Mateo y Lucas Ocón para a partir de allí comenzar a relatar un poco más en detalle su propia experiencia y, sobre todo, a responder las dudas que los presentes le plantearon con el fin de que la escena se transformara en un pequeño debate. Mateo aseguró a Periódico de Ibiza y Formentera que el fin de estos encuentros es informar, acercar a la gente la realidad transexual para tratar «de romper un poco con los clichés que se siguen cumpliendo». La historia de Mateo y Lucas, dos hermanos gemelos transexuales malagueños que nacieron como Natalia y Lucía, saltó a los medioscrearon un canal de youtube donde cuentan su propia experiencia y a través del cual son contactados a diario por muchos padres y madres de niños que no se identifican con el género con el que nacieron.

Mateo asegura ser «consciente de que la gente está dispuesta a entenderlo pero también nosotros tenemos que ofrecernos a contarlo. Hay gente que dice ‘yo soy transexual pero no me gusta que me pregunten’; tenemos que estar dispuestos, no ir con el freno de mano cogido con las preguntas porque yo si no fuera transexual también me haría estas preguntas». A la vez que afirma que «no hay malas preguntas, hay malas intenciones; esto se evita con información. El día de mañana podemos ser padres o madres y uno no sabe lo que le va a tocar en esta vida».

Al mirar hacia atrás recuerda que «siempre he sido consciente de que uno no es lo que parece, en todos estos años he aprendido cosas a nivel de género. He sido una mujer físicamente a nivel social y eso es una experiencia. Aunque nunca he sido una mujer, si lo he sido físicamente. Esto me ha llevado a aprender la importancia de ser uno mismo y la liberación que conlleva». Y sabe por experiencia propia que antes de esa liberación «sientes un gran peso encima, es como estar disfrazado. A veces pienso como lo ven las personas que no son transexuales y para ellos será una locura, pero es así, es como verte disfrazado, un engaño».

No es un camino fácil, «durante la adolescencia -mientras teníamos apariencia femenina- tomamos la decisión porque también creímos que la gente nos iba a ver mejor; porque la gente nos veía como chicas masculinas. Yo no quería ser una chica masculina, yo quería ser un chico».

Ante esta disyuntiva el papel de los padres siempre es muy importante. «Nuestros padres los vivieron muy bien, por supuesto que lo cambiarían pero es que yo también lo cambiaría. Ellos querían saber que nosotros realmente estábamos tomando una decisión pensada y meditada, cuando les dijimos que lo teníamos claro… pues para adelante».

Con respecto al marco legal actual asegura que «Andalucía es una de las CC.AA. donde el panorama legal está mejor porque desde el 2014 ya no es necesario obtener un informe psicológico para comenzar con el tratamiento hormonal. La cosa va avanzando poco a poco, es verdad que falta pero hay que estar agradecido porque se ha hecho mucho».

Durante la charla una y otra vez queda de manifiesto la importancia de disponer de información veraz, «hay que acercar la información también a los centros educativos, dar charlas, sobre todo a los niños pequeños que lo entienden muy bien, a los profesores y a los padres. La gente puede pensar lo que quiera pero es muy necesario disponer de la información correcta» señala Mateo. Y agrega: «si a mí con 12 ó 13 años alguien me hubiese dicho lo que me estaba pasando estoy seguro de que mi imagen como ‘chica’ jamás hubiese existido; hasta cierto punto todo hubiera sido ‘más fácil’».

Con respecto al comienzo del camino recorrido afirma con naturalidad que «no es algo que uno note en un determinado momento, he sido siempre así. Sí me di cuenta de esa incoherencia física porque yo me veía como una niña, la gente me trataba como tal pero yo no era una niña, ya recuerdo esas imágenes con 3 ó 4 años».

Con los años «vas aprendiendo más y le vas poniendo nombre. Por ejemplo, yo en la adolescencia pensaba que era lesbiana porque como me gustaban las chicas y tenía esa imagen masculina… siendo transexual no era capaz de reconocerme como transexual porque ni siquiera sabía lo que era». «Como todo en la vida si es acompañado es más fácil, por lo menos no te vas a sentir solo», afirmó con respecto a vivir todos los cambios junto a su hermano.

Contar su experiencia aportó a los hermanos una sensación muy positiva, «es increíble la cantidad de mails que recibimos de padres y madres para contarnos su experiencia; hoy nuestra experiencia les sirve a muchos y eso es muy gratificante». «Una vez una madre nos dijo que gracias a nuestros vídeos entiende más a su hijo.

Muchas veces, uno cree que lo que le está pasando le pasa solo a uno y no es así, verlo más ‘normal’ ayuda mucho porque te sientes menos solo. Es un camino conjunto en el que aprenden tanto los padres como los niños», comenta Mateo.

También tiene la sensación de que «muchas veces hay mucha transfobia dentro del colectivo transexual. La biología no puedo cambiarla, a nivel cromosómico soy una mujer y lo asumo, es mucho más sano, por eso soy transexual, sino no lo sería».