Los pequeños bailarines y bailarinas lo dieron todo sobre el escenario ayer en Can Ventosa.

La academia de danza Estudio Capricorn celebró ayer la primera jornada de los festivales junior y senior 2018. Un espectáculo de danza que, desde hace 36 años, su directora Sandy Plant organiza con un objetivo solidario. En torno a 250 bailarines se subieron ayer al escenario entre la sesión junior, a las 18.00, y la senior a las 21.00.

La tarde la iniciaron los más pequeños. En las butacas los familiares observaban, muchos móvil en mano, para no perderse ni un detalle. Estudiantes de danza desde los cuatro a los 14 años mostraron lo aprendido en baile moderno, claqué o clásico. Con un cuidado vestuario y un gran trabajo de iluminación y sonido, los bailarines fueron subiendo al escenario. Entre bambalinas, Sandy y el resto del equipo controlaba que todo saliera perfecto y todo el mundo estuviera preparado antes de salir.

Los más pequeños sorprendían con sus habilidades, a pesar de no levantar más de cinco o seis palmos del suelo, e inspiraban ternura con sus titubeos sobre el escenario y sus miradas hacia el lateral, donde las profesoras recordaban los pasos.

Las actuaciones de los adolescentes denotaban ya un grado de trabajo mucho más duro, por su sincronía y sus movimientos, en un campo, el de la danza, que como la música requiere muchas horas de ensayo y esfuerzo.

A nivel senior, las coreografías profesionales se sucedieron en las modalidades de clásico, funk, claqué, contemporáneo y ballet.

Un espectáculo realmente atractivo, que se podrá disfrutar también hoy, y cuya recaudación irá destinada a las asociaciones Aspanob, de ayuda a padres de niños con cáncer; Apaac, de ayuda a afectados por el cáncer; y las asociaciones de apoyo a personas con discapacidad: Aspanadif y Cas Caleru.