Joan Marí, director de Cáritas, junto al alcalde de Vila, Rafa Ruiz, y representates de Aqualia ayer en Can Botino.

Cáritas Diocesana de Ibiza y Formentera recibió ayer en el Ayuntamiento de Vila un cheque de 2.236,96 euros de Aqualia, la compañía encargada del suministro del agua en el municipio, en el marco del acuerdo de colaboración entre ambas entidades que se enmarca en dos acciones específicas. Por un lado, la colaboración en la atención a personas en situación de vulnerabilidad o exclusión que se dirijan a la empresa con asuntos referidos al pago del agua, cuyos casos tienen que estar avalados por la entidad católica y venir acompañados de un informe de los Servicios Sociales Municipales. Por otro lado, la donación anual que Cáritas percibe de Aqualia equivalente a las facturas del servicio de agua de sus distintos centros ubicados en las poblaciones que recoge el convenio firmado, entre ellas Ibiza. «Nosotros les pagamos religiosamente la factura del agua todos los meses del año y luego recibimos un cheque con el importe total de lo que hemos gastado, lo que es una ayuda muy limpia», explicó Joan Marí, director de Cáritas.

Marí enumera los mismos problemas que la entidad lleva sufriendo durante los últimos cinco años y dar desayunos y comidas a las personas de la isla sigue siendo una de las necesidades más grandes. Según la memoria de 2017, durante el año pasado hubo más demanda de alimentos que el año anterior pero no más gente. Se atendieron a 1.433 personas, un dos por ciento menos que las que fueron atendidas en 2016, pero las necesidades son las mismas «e incluso más grandes». A estas ayudas se añaden los 350 euros mensuales que la organización católica suministra a las personas en riesgo de exclusión social para sufragar el alquiler. Para la entidad, «la pobreza se sigue percibiendo de forma brutal cada día» pese a que España ha salido de la crisis en términos macroeconómicos. Así, entre el 15 y el 18 por ciento de los trabajadores de la isla se encuentran en una situación de «pobreza económica».

Rafa Ruiz, alcalde de Vila, que también estuvo durante el acto que tuvo lugar ayer por la mañana en Can Botino, quiso agradecer la labor de Cáritas y la ayuda de Aqualia a las personas más desfavorecidas de la sociedad ibicenca. «Tenemos una ciudad de lujo pero Cáritas no da abasto para todo el trabajo que tienen», lamentó Ruiz. El alcalde socialista defendió la gestión del Consistorio en esta materia y puso en valor el trabajo realizado conjuntamente con la entidad de la Iglesia Católica, así como con otras organizaciones humanitarias, con el objetivo de construir una ciudad «más justa y equilibrada», con infraestructuras decentes y servicios a la altura de lo que se merece una isla como Ibiza. «Pensamos que hay que seguir colaborando y esta es una pequeña ayuda, un vehículo más en esta tarea tan difícil y que agradecemos tanto porque sin Cáritas no sería lo mismo», concluyó Ruiz.