Nuria Marín y Sabina Catllà con las ocho cajas de material que han almacenado ellas y que DHL enviará en los próximos días.

Ocho cajas repletas de material escolar, mochilas, juguetes y hasta algún balón de fútbol partirán los próximos días rumbo al país africano de Gambia. Su destino serán los estudiantes de la escuela pública Jarumeh Koto Lower Basic School, situada en el Niani District, uno de los diez distritos que forman parte de la región Central River Division, en el centro del país.

Algo que ha sido posible porque la sociedad ibicenca ha vuelto a responder cuando más se la ha necesitado. El pasado 30 de mayo Periódico de Ibiza y Formentera y Radio Ibiza SER lanzaron una campaña conjunta para recoger material escolar y ayudar a estos niños y la respuesta ha sido masiva. Colegios, institutos, particulares, grupos de amigos, clubes deportivos... todo el mundo se ha acercado hasta las sedes de los dos medios de comunicación para entregar todo lo que habían recogido en sus lugares de origen. Cientos de libretas, cuadernos, mochilas, bolsos, estuches, barras de pegamento, pinturas, ceras, rotuladores, bolígrafos de todos los colores, lápices, gomas de borrar, pinceles, plastilinas, reglas de medir, sacapuntas, tijeras, flautas, juguetes varios, un parchís, un dominó, un balón, guantes, espinilleras, muñecas y hasta 16 mini radios donados por Radio Ibiza SER... la implicación ha sido tan grande que, incluso, fue necesario ampliar unos días el plazo de entrega.

Ahora, gracias a la inestimable ayuda de DHL Express Ibiza y de Nuria Marín y Sabina Catllà, que pacientemente y con precisión casi quirúrgica han ido seleccionando el material para ir colocándolo de la mejor manera posible en cajas, la siguiente fase será enviar todo hasta este país africano. Una vez allí, lo recibirá una persona de confianza y se trasladará hasta esta pequeña escuela para que sus alumnos puedan seguir mejorando su calidad de vida.

Uno de los países más pobres del mundo

La República de Gambia, en el oeste de África, está rodeada totalmente por Senegal salvo en la zona del océano Atlántico en la que desemboca el río Gambia que discurre por el centro del país. Tiene 10.300 kilómetros cuadrados en los que viven cerca de 1,7 millones de personas, más de una tercera parte bajo el umbral de la pobreza. De hecho, según datos oficiales, tiene uno de los índices de desarrollo humano más bajos del mundo, ocupando el puesto 175 de 188 países.

A pesar de ello, los que lo hemos visitado coincidimos en que Gambia «es la sonrisa de África». Miran al futuro con optimismo y se vuelcan con sus escuelas y sus niños y niñas.
Actualmente hay varios modelos educativos en el país. El más habitual son los colegios de modelo británico. Son gratuitos, no obligatorios, mixtos y al ser oficiales y tener el mayor número de estudiantes, están subvencionadas por el gobierno que paga el sueldo de los maestros y el mantenimiento de las instalaciones. Éstas conviven con las escuelas coránicas, divididas en jarañimbés, madrasas y maisis, los concertados con financiación mixta y que suelen ser propiedad de órdenes religiosas, y las escuelas privadas sin subvención.

La Jarumeh Koto Lower Basic School

Una de estas escuelas públicas es Jarumeh Koto Lower Basic School a la que va destinada la ayuda de la sociedad ibicenca. Tuvimos el privilegio de visitarla y pasar una mañana con su director, su jefe de estudios y por supuesto sus estudiantes. Descubrimos su alto nivel de inglés ya que es su lengua vehicular y uno de sus idiomas oficiales junto al mandinga, lengua de la etnia más numerosa del país. Además, el número de niñas y niños en cada aula es muy parejo y aunque hay distintas etnias representadas, la mayor parte son mandinga.

Todos estudian desde los 7 a los 15 años, divididos en los seis grados que corresponden al Lower Basic School y que en España podría equipararse a la Educación Primaria. De lunes a jueves, de 08.00 a 14.00 horas, y los viernes hasta las 12.00 horas estudian, entre otras materias, matemáticas, caligrafía, arte y manualidades, ciencias, sociales, religión islámica o educación física.

Sus aulas son sencillas, humildes y acogedoras, recordándonos a las de hace más de medio siglo en España. Apenas una pizarra, unos pupitres que compartir y una estantería para el material. Los libros de texto, los cuadernos y los lápices son tan escasos que, incluso, cuando les regalamos lapiceros todos se afanaron por demostrar a la profesora cual es el que lo tiene más gastado para poder conseguir uno nuevo.

No existe el concepto de patio al que en Occidente estamos acostumbrados, con suelo asfaltado, canastas y porterías de fútbol sala. Lo único parecido a un campo de fútbol es una gran extensión de terreno de arena de playa con porterías con postes y larguero hechos de madera. Hay un balón para todos los estudiantes, sin importar el curso que estudian, y en el recreo todos se afanan por marcar el gol o hacer el regate que decida el improvisado partido.

Ahora, todo eso cambiará un poco cuando lleguen ocho cajas repletas de material escolar ibicenco fundamentales para el futuro de «la sonrisa de África».