Un camión de limpieza pasa por la calle Santa Agnés junto a dos operarios. | ARGUIÑE ESCANDÓN

Los portales de las casas empiezan a abrir sus puertas en Sant Antoni. La gente sale apresurada hacia sus puestos de trabajo. Algunos establecimientos que sirven desayunos empiezan a levantar sus persianas. Son las 7:45 de la mañana y por la zona del West End la noche de fiesta ha dejado su rastro. Y sus olores. Los operarios del servicio de limpieza empiezan a afanarse por las calles aledañas, pero todavía les queda una ingente tarea por delante. Esta es la crónica de un paseo matutino por el West End y la playa de s’Arenal.
En el passeig de Ses Fonts, todavía queda alguna botella y vasos de plástico apoyados en los bordes de las jardineras. Varias personas, con mangueras en las manos, se encargan a esa hora de la limpieza concienzuda de la acera que ocuparán en unas horas algunos negocios. Las máquinas pasarán en unos minutos, pero comentan que no llegan bien a todas las esquinas y hace falta un esfuerzo extra.

Un camión de limpieza pasa por la calle Santa Agnés junto a dos operarios. Foto: Arguiñe Escandón.

Es el inicio de la calle Santa Agnès, hacia abajo ruedan algunas de las cápsulas metálicas de óxido nitroso. Gas de la risa. Sólo hace falta subir unos metros la calle para ver montones de estas cápsulas rodeadas de muchos más globos de colores.

En el servicio de limpieza se lamentan del problema que suponen estas botellitas de acero, sobre todo al caer en los imbornales. Al ser cilíndricas y tener la facultad de rodar cuando son golpeadas, a veces no es tan fácil recogerlas. Cuando se desplazan cuesta abajo, como en muchas de las calles del West End, acaban irremediablemente en las ranuras de estos desagües. A veces son tantas que los atascan completamente con el perjuicio que eso puede causar si llueve.

Mientras se oye a la máquina de limpieza con sus cepillos circulares, acompañada de dos operarios que echan agua a presión, todavía es visible el resultado de la incívica actividad de los clientes de la zona, que hacen tanta o más vida fuera que dentro de los locales. La apariencia del suelo es la de un festival de música tras los conciertos o de las fiestas del barrio tras la verbena. El problema es que esto sucede cada noche.

Suciedad en una de las calles del West End. Foto: Arguiñe Escandón.

Además no sólo de beber vive el turista fiestero, sino que la melopea parece que les da hambre. Además de vasos, globos y cápsulas, el grueso de la basura son recipientes para hamburguesas, cartones de patatas y servilletas. Las papeleras que hay en la calle no están llenas, pero parece que aquellos que ocuparon la calle anoche no tenían tiempo de llegar a ellas.

Rincones difíciles de alcanzar

La máquina va recorriendo las calles y dejando un rastro de espuma a su paso. A pesar de todo el olor a orín y vómito es difícil de quitar. Una vecina recorre, tras el paso de la máquina, las esquinas de su casa. Va con una botella de amoníaco en la mano vertiendo el líquido por todo. «Las máquinas no llegan bien a las esquinas, y luego, cuando sale el sol, esto apesta», explica la mujer. Esta tarea la lleva a cabo dos o tres veces por semana. Dice, a pesar de todo, que el barrio está más limpio desde el año pasado.

El octubre de 2017 el ayuntamiento de Sant Antoni puso en marcha una nueva contrata de limpieza, para la que se adquirieron 27 nuevos vehículos y se fijó un incremento del 10% de la plantilla.

Suciedad en una de las calles del West End. Foto: Arguiñe Escandón.

Por la calle Antoni Riquer pasa a toda prisa Marc, se va a trabajar. Vive cerca de la iglesia y dice que pasa «por la calle de arriba del West» desde hace tiempo. Cruzar por las calles del barrio sería más rápido para él, pero ya le han echado alguna bronca en el trabajo por llevar los bajos del uniforme sucios.

La playa de s’Arenal

Los operarios de la limpieza llevan un rato cubriendo la zona del paseo de la playa de s’Arenal. Algunos deportistas madrugadores recorren la zona, que ya está limpia, pero los trabajadores de la limpieza dicen que uno no se imagina cómo lo encuentran cada mañana.

Suciedad en la playa de s'Arenal. Foto: Arguiñe Escandón.

Muchos jóvenes hacen botellón una vez que cierran los locales a las 3 de la mañana y no se preocupan por acercarse a la papelera a tirar nada.

Sobre la arena de la playa todavía quedan botellas, colillas y globos. El panorama no anima a extender la toalla.