Claudia desayuna antes de prepararse para ir a su primer día de colegio. Foto: DANIEL ESPINOSA | DANIEL ESPINOSA

Claudia ayer se levantó ella sola y se fue a la habitación de sus papis. Ella negaba con la cabeza que estuviera nerviosa, pero probablemente fueran los nervios de un día especial los que la habían levantado. El primer día del «cole de mayores». Se levantó con las «lentejas» en los ojos, así llama ella a las legañas, y empezó a prepararse para ir a clase.

Esther Ribas Jiménez, su madre, trabaja temprano, así que Álex Ribas Planells, su padre, que empieza más tarde, fue el encargado de ayudar a prepararse y acompañar a Claudia.

Lo primero: lavarse la cara y después sentarse a desayunar. Un vaso de leche y cuatro galletas. Mientras daba buena cuenta del desayuno, Claudia decía estar muy contenta de empezar en el cole de mayores. Sobre todo porque va con su mejor amiga, Helena. Las dos irán al colegio Sa Blanca Dona.

Los padres de Claudia solicitaron por cercanía el colegio Nuestra Señora de la Consolación, pero no se lo concedieron, así que el trayecto lo harán en coche. Aún así fue una sorpresa saber que otros siete compañeros de guardería de Claudia también estaban apuntados al mismo colegio e irán a la misma clase.

Terminado el desayuno, Claudia pidió que le llevasen a lavarse las manos y los dientes. Puso en marcha el temporizador que ilumina el cepillo para saber cuando tiempo se tiene que cepillar la boca y ella solita lo fue haciendo.

Todo listo

En un banco de la cocina ya estaba todo dispuesto para la jornada. La tarde anterior tuvo en casa una merienda con las amigas y después preparó la mochila con su madre. En su mochila rosa con un unicornio llevaba el almuerzo y toallitas húmedas. En otra caja blanca con gatitos negros el resto de las cosas que han pedido para los alumnos de primero de infantil: un papel con las alergias a alimentos, calcetines de psicomotricidad para el aula, una toalla, un babero, un mantel de desayuno y una muda completa. Todo ello, menos la muda y los calcetines, bordado con su nombre para que no se extravíe.

A las nueve y media ya estaba lista, con su mono de flores y sus sandalias doradas, para salir a afrontar el primer día en su nuevo colegio. Se abrochó la mochila y a la calle.

El colegio

A Claudia le encanta su aula y el patio. Anteayer pudo verlos en la reunión que se celebró entre la profesora y los padres. En la zona del patio quiere subirse al columpio y al balancín.

Su clase de ayer era de las 10.15 horas a las 11.15 horas. Durante el periodo de adaptación empiezan yendo a clase una hora durante los primeros dos días, siempre con los mismos compañeros; el tercero y el cuarto una hora y media mezclando grupos. El quinto día ya se unen a todos los alumnos durante dos horas y media y a partir del sexto el horario normal, de nueve de la mañana a dos de la tarde.

El padre de Claudia dice que se alegra de que ella fuera a la guardería, porque así los primeros días no son tan traumáticos. Aunque ella es una niña muy extrovertida y pizpireta, el hecho de que ya haya seguido una rutina de horarios de clase les da más tranquilidad a los padres, y desde luego motiva a los pequeños a ir con más ganas a la escuela

Llegaron a la puerta del colegio y a Claudia le esperaba su amiga Helena con una muñeca de la serie animada Ladybug. Las dos estaban muy contentas y contaban que lo que les hacía más ilusión era poder entrar las dos juntas en el aula cogidas de la mano.

Se abrazaron antes de entrar y pasearon por los pasillos con sus padres siguiendo su paso. Estaban muy contentas y bailaban y reían por el camino.

En el aula les esperaba Coraima, su tutora durante los próximos tres años. Les saludó y nada más entrar les enseñó sus nuevas rutinas. Lo primero de todo: dejar la mochila en su percha. A partir de ahí la jornada se centró en dejar que exploraran este nuevo espacio. Hay mesas y sillas diminutas, una alfombra para jugar descalzos y un espacio de juego con una cocinita y una casa. Eligieron la casita para jugar durante su primera hora en el cole de mayores. Sus padres les acompañarán estos primeros días. Claudia disfrutó mucho y no parece que le vaya a costar adaptarse.