Restos de un vertido de aguas fecales en una finca agrícola de Ses Salines. | DANIEL ESPINOSA

He tenido la suerte de disfrutar de unos días de vacaciones en la península recorriendo el Camino de Santiago. Me he alojado en establecimientos hoteleros de muy diferentes categorías en cuatro Comunidades Autónomas: Asturias, Galicia, Castilla y León y Madrid. No se lo va usted a creer, pero en ninguno he pagado ecotasa ni nada que se le parezca.

Solo me obligan a rascarme el bolsillo en la Comunidad en la que resido y pago mis impuestos, de modo que pago dos veces por lo mismo cada vez que me alojo fuera de mi casa en el archipiélago, cosa que por desgracia sucede con cierta asiduidad por eso de la realidad insular que nos penaliza. Paradójicamente el Govern que siempre se lamenta -y con mucha razón- de dicha penalización insular y reclama compensaciones para los habitantes de esta tierra, hace exactamente lo mismo con el aplauso entusiasta de las formaciones que le dan apoyo en el Parlamento: PSIB, Mes per Mallorca, Mes per Menorca y Podemos.

Como decía, durante mis vacaciones no he pagado ecotasa y he sobrevivido. No he visto a nadie que exigiese pagarla para poner de manifiesto su compromiso medioambiental. Y tampoco he visto que nadie sufriese ningún ataque de ansiedad por no abonarla, como debe suceder en Balears a decir de nuestros gobernantes. Nada de eso.

El mantra que machaconamente repiten de que se paga en muchos otros destinos turísticos, se refuta inmediatamente con decir que no en España, donde nadie lo cobra excepto Catalunya. Es más, otros lugares que viven del turismo como Canarias y la Comunidad Valenciana no quieren ni oír hablar del asunto, y no crean que están sobrados de dinero. Solo que son conscientes de los efectos perniciosos que irremediablemente conlleva y que aquí nuestros gobernantes se empeñan en negar.

Hay muchos más lugares donde no se paga que donde sí se hace. Y sobre lo que se hace con el dinero que se recauda, daría para escribir dos páginas más por lo que lo dejaremos para mejor ocasión.

Sólo apuntaré al respecto, dado que esta semana Govern, Consell y Ayuntamiento han firmado el convenio para sufragar la remodelación del Paseo Marítimo de ses Figueretes, donde 2,5 millones provendrán de lo recaudado con la ecotasa, que por más que a todos nos parezca una obra muy necesaria, no tiene nada que ver con el medioambiente. Me pregunto...

Detestan el turismo

Un gobierno que pone al frente de Turismo a alguien como Bel Busquets, de Mes per Mallorca, por un asunto exclusivamente de cuotas de reparto del poder, detesta el turismo y se diría que persigue dañar en todo lo posible a la única fuente de creación de riqueza capaz de sostener la prosperidad que ha tenido en las últimas décadas Balears. No olvidemos que Mes per Mallorca y sus representantes evitan siempre que pueden censurar las acciones de turismofobia que protagonizan los jóvenes independentistas catalanistas de Arran especialmente en Mallorca.

En las Pitiusas afortunadamente nos libramos, aunque soportamos a otros grupúsculos que aunque también odian el turismo no parecen tan radicales, al menos por ahora. Cuando los pisos que construya el Ibavi en la ciudad de Ibiza estén listos, cosa que no sucederá en esta legislatura, habrá más oferta con que cubrir la demanda de alquiler existente y previsiblemente los precios bajarán. Pero eso va a tardar bastante en suceder. Es muy posible que incluso las llaves de los pisos no los entregue Armengol, sino Biel Company. Eso ya se verá. Pero el problema de la vivienda, que lastra y condiciona cualquier otra actividad, no se solucionará en breve.

Cobrar por pasar

He pasado por centenares de pueblos y aldeas durante mi periplo a pie por el Camino de Santiago, desde Oviedo hasta Compostela, donde a nadie se le ocurre criticar a los viajeros que atraviesan su territorio sin gastar lo que ellos quisieran, aunque echan basura en los contenedores e incluso llenan sus cantimploras en las fuentes públicas sin exigirles que paguen nada por ello.

En Formentera los políticos confabulan para ver de qué modo se puede evitar (sin vulnerar la legislación europea, lo cual es harto difícil) que haya gente que visite la isla entrando y saliendo el mismo día. Y eso que juraría que son mucho más ricos que la inmensa mayoría de las localidades que he atravesado este verano.

Pozos contaminados

Este verano se ha puesto en evidencia el déficit de infraestructuras en materia de saneamiento y de tratamiento y depuración de aguas que padece Ibiza. Hoy publicamos una información que no dejará a nadie indiferente sobre los vertidos fecales que sufren algunas fincas agrícolas de Sant Jordi y sus consecuencias, devastadoras en términos medioambientales y de contaminación de los pozos de la zona.

Ante la inacción de los responsables de evitar este atentado ecológico, que se acusan mutuamente pretendiendo sacudirse las culpas y quitarse el muerto de encima, solo cabe encomendarse a la Justicia, porque la gravedad de lo que revelamos hoy exige que se depuren responsabilidades y que las autoridades competentes tomen el toro por los cuernos y solventen una situación inaceptable.

Tan pendientes estaban de la contaminación acústica que se han olvidado de la más importante, la que arruina los pozos que abastecen las pocas hectáreas de cultivo que quedan en Sant Jordi.
Feliz domingo.