Muy a menudo en mi trabajo me encuentro con personas tristes, cansadas, desmotivadas, con el ánimo por los suelos...

Suelen contar que no son felices y que sienten que cada nuevo día es igual al anterior y que no hay nada que les ilusione. A menudo también el estrés está muy presente: se pasan el día corriendo, cumpliendo objetivos y persiguiendo metas, con frecuencia de otros, para sentir que son valiosas y útiles y que hacen algo con sus vidas, cuando, en realidad, ni siquiera saben por qué lo hacen.

Es como si la vida les viviera a ellas, en lugar de vivir su vida. Viven para trabajar.

En esta situación, las siguientes preguntas, tal vez, nos puedan ayudar:

· ¿Estamos viviendo de acuerdo a como el corazón nos pide?

· ¿Sentimos que lo que hacemos nos motiva, nos entusiasma, nos apasiona?

· ¿Nos levantamos cada día con energía, fuerza, ilusión y ganas de ponernos a perseguir nuestros sueños?

· ¿Tenemos un "para qué" que nos motiva a vivir la vida que queremos?

Cuando alguien responde SÍ a las preguntas anteriores, claramente ha encontrado su propósito en la vida.

Pero, desgraciadamente, si la respuesta es NO, algo que suele coincidir con los síntomas que explicaba más arriba, es que no hemos encontrado nuestro propósito y vivimos una vida sin sentido, triste y gris.

Lo del propósito vital no es tan sencillo y, de hecho, muchas personas sufren por ello. Saber lo que uno quiere en la vida de verdad, alejándose de otras voces e influencias a nuestro alrededor que nos pueden confundir, no es una tarea nada fácil. Se necesita hacer un ejercicio de introspección, de pasar tiempo a solas con uno mismo, de realizar una escucha interna para descubrir qué sentimos, qué necesitamos y qué deseamos realmente.

Quizás, nos pueda ayudar preguntarnos:

· ¿Qué nos hace feliz? ¿Qué es lo que más disfrutamos haciendo?

· ¿Qué es importante para nosotros? ¿Cuáles son nuestros valores?

· ¿Cómo nos gustaría que nos recordaran los demás? ¿Qué nos gustaría aportarle al mundo?

· ¿Qué se nos da bien hacer? ¿Para qué tenemos aptitudes?

· ¿Qué podríamos hacer para sentirnos útiles y valiosos? ¿Qué problema podríamos resolver?

· ¿Cuál es nuestro "para qué"? Es decir, ¿para qué nos gustaría hacer algo?

· ¿Qué sería lo que nos motivaría y nos daría energía e ilusión?

Respondernos con sinceridad, olvidándonos de lo que otros puedan pensar o decir, es la única fórmula segura para saber de verdad qué queremos hacer con nuestra vida.

No es nada fácil descubrir que, en realidad, estamos viviendo una vida sin sentido que no nos llena para nada y que no nos aporta ningún beneficio personal, ni crecimiento, ni bienestar. Vivir de esta manera nos va a abocar, más pronto o más tarde, a sentirnos tristes, desanimados y decepcionados con la vida.

En cambio, conectar con nuestro propósito nos da alas y nos hace sentir que cada día es único y que vale muchísimo la pena cualquier esfuerzo, con tal de conseguir vivir de acuerdo con eso que nos pide el corazón.

Descubrir que nuestra vida no es, para nada, la vida que habíamos soñado es muy doloroso. Siempre hace falta una gran dosis de valentía para tener el coraje de cambiar las cosas y romper con lo que no nos hace felices. Y, sin embargo, ese es el único camino viable, cuando sentimos que nuestra vida no es la que queremos.

Tal vez, los siguientes pasos nos puedan ayudar a conseguir ese cambio que buscamos:

1. Analizar cuál es nuestra situación actual. Si no sabemos dónde estamos, no sabremos cómo llegar a donde queremos. ¿Qué hay de nuestra vida en estos momentos que deseamos conservar y qué necesitamos cambiar? ¿Qué está bien y qué no?

2. Aceptar lo que hay. La aceptación es el primer paso para poder cambiar lo que no nos gusta. Aceptar no es resignarse y sentir que no hay nada que hacer. Aceptar es reconocer que las cosas son como son, y no como nos gustaría que fueran o como deberían ser.

3. Decidir qué queremos conseguir. Fijar nuestra meta y tener claro el objetivo que queremos alcanzar.

4. Analizar nuestras opciones. ¿Qué pasos podemos dar para llegar desde donde estamos hasta donde queremos estar? ¿Qué tenemos que hacer? ¿Cómo lo haremos? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Con quién? Es importante estudiar todas las posibles opciones para elegir la que más nos motive y nos convenga. También, puede ocurrir que nos demos cuenta de que tenemos que hacer algo que no nos gusta en absoluto, pero que es necesario para conseguir nuestro objetivo. En ese caso, buscaremos la manera que nos resulte más adecuada a nuestras necesidades.

5. Dividir las opciones que hayamos elegido en pequeños pasos. Es importante hacerlo accesible y simple, porque, si no es así, lo más probable es que no lo hagamos.

6. Actuar. Toca ponernos en marcha y avanzar. Cuando lleguen nuestros miedos o dudas, conectar con nuestro "para qué" y tener claro nuestra motivación, siempre nos va a ayudar.

7. Rodearnos de personas que nos apoyen y acompañen. Hacer nuestro camino acompañados, siempre es más fácil.

8. Ser fieles a nosotros mismos, a pesar de las circunstancias. Solo así, podremos sentir que nuestra vida es plena y con sentido.

Y tú, ¿vives una vida con propósito?