El profesor César Bona, antes de su conferencia de ayer. | Arguiñe Escandón

César Bona, profesor del colegio público Puerta de Sancho de Zaragoza, saltó a la fama hace cuatro años cuando fue escogido como uno de los 50 candidatos en todo el mundo y el único español que aspiraba en 2014 al premio Global Teacher Prize, algo así como el Premio Nobel para los maestros. Sin embargo, este licenciado en Filología Inglesa y diplomado en Magisterio de 45 años nacido en la localidad zaragozana de Ainzón, ya llevaba muchos años dejando su particular sello a sus alumnos.
Desde que ese mismo año llegó como profesor a su colegio, situado en el antiguo barrio obrero de La Almozara de la capital aragonesa, ha conseguido que sus estudiantes lleguen y se vayan del centro sonriendo. Sus clases son divertidas, participativas –cada uno los estudiantes tiene un cargo que llevan con orgullo y responsabilidad–, y sorprendentemente casi no emplea libros de texto. Una particular manera de educar que ayer por la tarde compartió con el público que abarrotó el Espai Cultural Can Ventosa para escuchar su conferencia Mira a tu alrededor, organizada por el Colegio Sa Real de Ibiza en colaboración con el Ayuntamiento de Ibiza, la Fundación Abel Matutes, Anaya, Digital Ground, La Sirena, Umas, Icono, Showsibiza, Mc Yadra e Infinitel.

—Es la segunda vez que viene a dar una conferencia a Ibiza. ¿Se convertirá en un habitual de la isla?
—Ojalá. Lo cierto es que en esta ocasión he venido para celebrar algo muy bonito, el cincuenta aniversario del Colegio Sa Real de Ibiza. Y juntos, en Can Ventosa, hemos reflexionado sobre la importancia de trabajar juntos y en equipo para intentar mejorar la educación de nuestros hijos.

—¿Cómo podemos hacerlo?
—Haciendo caso del lugar en el que estamos y del que venimos. Todo lo que ves a tu alrededor ha comenzado en la educación.

—¿Y cómo es eso?
—Muy sencillo. Piensa, por ejemplo, en una directora de cine. ¿Crees que podría haber llegado hasta donde está si no se le hubiera estimulado correctamente su creatividad? ¿Si se le hubieran puesto barreras? Todo surge como una reacción a una circunstancia y a cómo nos han educado y al papel que ha jugado en nuestra vida el educador.

—Habla de creatividad pero, ¿cómo se puede potenciar actualmente cuando estamos rodeados de nuevas tecnologías o estímulos que cada vez nos hacen pensar menos?
—En el tema de las nuevas tecnologías es clave que los niños y los padres sepan que hay que consumirlas de forma responsable. Es una herramienta muy útil para resolver ciertos problemas pero de ningún modo puede evitar que pensemos por nosotros mismos y que, cuando somos pequeños, desarrollemos mecanismos necesarios para hacer las cosas por nosotros mismos.

—Tal vez eso se tiene que inculcar cuando los niños son pequeños... se dice que a cierta edad somos como esponjas...
—Por supuesto. No tenemos esas barreras que nos ponemos inconscientemente cuando somos adultos. Ten en cuenta que el ser humano es reproductor, pero no en el ámbito sexual sino en el de repetir todo aquello que ve, y por eso tenemos que hacer todo lo posible por invitarle a producir y a sacar lo que tiene dentro.

—¿Es cierto que los niños cada vez son más individualistas?
—Es cierto. Hay que evitar todo aquello que nos individualiza y nos separa de los demás y apostar por trabajar juntos entendiendo que podemos ser felices respetando nuestras diferencias.

—¿Qué papel juegan en todo esto las redes sociales?
—Primero hay que dejar claro que lo que sucede con las redes sociales es una paradoja. Cuanto más parece que conocemos a una persona a través de sus fotos, vídeos o reacciones, estamos más alejados de ella. Eso es grave y tenemos que hacérselo entender a los niños y adolescentes. No se puede vivir pendiente de un ‘like’ y pensando que pensarán los otros de mí. Tenemos que ser nosotros mismos y sobre todo relacionarnos con los demás.

—¿Qué papel juegan los padres en todo esto?
—El mismo que el de los maestros. Juntos tenemos que emprender un diálogo con los niños, sobre todo desde que tienen dos años, y explicarles las cosas y estimularles con juegos y actividades que, sobre todo, sean participativas. Hay que estar pendientes de ellos y no pensar que un profesor puede sustituir su faceta como padres.