La imagen del patrón de la localidad, Sant Rafel Arcàngel, salió portado de la iglesia por cuatro miembros de Sa Colla de Sant Rafel. | MARCELO SASTRE

El pueblo de Sant Rafel de Sa Creu se vistió de gala ayer por la mañana para celebrar el día de su patrón. Como suele ser habitual en esta pequeña localidad perteneciente al municipio de Sant Antoni numerosas personas acudieron hasta los alrededores de la iglesia para seguir la misa, la procesión, el ball pagès y el tradicional reparto de bunyols, orelletes, agua, refrescos y vi pagès. Entre ellas, Marta Díaz, vicepresidenta segunda del Consell d’Eivissa, en representación de la máxima institución insular, el alcalde de Sant Antoni, Pep Tur, Cires, varios concejales de la corporación municipal, autoridades militares y casi una veintena de distintos cargos religiosos de la isla, encabezados por el obispo de Ibiza y Formentera, Vicente Juan Segura.

La misa se celebró desde las 12.00 horas en la iglesia del pueblo, construida a finales del siglo XVIII en un precioso mirador desde el que se contempla la ciudad de Ibiza y el mar. En el templo no cabía un alfiler, siendo muchos los que ocuparon los laterales y los pequeños huecos situados junto a ambos lados de la puerta. Tras la homilía oficiada por Vicente Juan Segura, la eucaristía y después de que el Cor de Sant Rafel llenara con sus bonitas voces el lugar, llegó uno de los momentos más emocionantes de la mañana. Fue al final de la misa cuando el sacerdote colombiano Fran Gómez, agradeció el trabajo de José María Velasco y Eleonora Carvajal para restaurar el antiguo carro des morts construido al término de la Guerra Civil, y cuando, tras repasar el nombre de las vendas que componen la parroquia, puso en valor el papel de los obreros que trabajan intensamente en Sant Rafel y especialmente de dos de ellos, Bernardo Bonet Ribas y Cati Ferrer.

Los dos empezaban oficialmente con este título ayer por la mañana y los dos estaban muy orgullosos, felices y muy responsabilizados con su nombramiento. Bernardo, hijo de Rafel, también obrero de la parroquia, aseguró a Periódico de Ibiza y Formentera, antes de portar la imagen de Sant Josep, que había decidido hacerlo «por una amistad, por su hermano que también es obrero y por el cura de Sant Rafel, Francey Gómez Salazar, que desde que ha llegado está trabajando mucho por el pueblo, lo tiene todo muy limpio y es una maravilla». Además, resumió que sus labores serán «las de mantener limpio el templo, hacer que los santos luzcan muy bonitos durante todo el año y sobre todo durante el día grande y estar atentos y ayudar en todo lo que se pueda a la gente de la parroquia».

Por su parte, Cati Ferrer, Cati de Can Sala, es un claro ejemplo de lo mucho que se involucra la población de Sant Rafel en todo lo que se organiza en el pueblo. Ella, además de ser desde ayer obrera de la parroquia, también ejerce de tesorera y canta en el Cor de Sant Rafel, algo que le encanta «porque cuando estoy cantando me siento mucho mejor al olvidarme de todo lo malo que me puede haber pasado».

«Un ejemplo de participación»

Por su parte, el alcalde de Sant Antoni, Pep Tur, Cires, también destacó la alta implicación que muestran todos los años els rafelers con su pueblo. Después de que las campanas de la iglesia dejaran de sonar, haciéndole un pequeño boicot, y de bromear con las altas temperaturas, – «hace un día más propio del verano y dan ganas de estar en la playa», – Cires resaltó a Periódico de Ibiza y Formentera «que Sant Rafel es un ejemplo de participación año tras año a pesar de que no es uno de los pueblos más grandes de la isla».

Además, se acordó de los muchos niños que poblaban la pequeña plaza que hay junto al templo. «Es muy bonito ver a tanto niño pequeño corriendo por aquí, disfrutando del ball pagès, comiendo bunyols y, en definitiva, aprendiendo y disfrutando junto a los más mayores de las tradiciones ibicencas».

Precisamente uno de los mayores ejemplos de tradiciones los volvieron a ofrecer la colla encargada del ball pagès. En este caso, tras la procesión en la que tomaron parte ocho imágenes, la última la de Sant Rafel Arcángel. Fueron una docena de balladors y dos sonadors de la colla local, la de Sant Rafel, la que ante un numeroso y entusiasta público hicieron los números correspondientes, entre los que no faltaron las tradicionales sa curta y sa llarga. Mientras, los muchos hambrientos que había en los alrededores pudieron degustar con decenas de bandejas de sabrosas orelletes y bunyols antes de dispersarse cada uno o en grupos a sus respectivos domicilios a celebrar juntos el día la localidad.

Después, por la tarde aquellos que tuvieron fuerzas se pudieron acercar a presenciar la representación de la obra de teatro Sa Carai de Caputxeta, a cargo del Grup de Teatre de Es Cubells. y por la noche a bailar con el concierto de música de todos los tiempos organizado para la ocasión.