Imagen de archivo de gente esperando el autobús en la parada del aeropuerto | ARCHIVO

Una de las medidas estrella con la que el Consell d’Eivissa, gobernado por PSOE y Podem-Guanyem, confiaba en presentarse a las elecciones que se celebrarán en unos cinco meses, era la mejora exponencial del transporte público en Ibiza.

Durante tres años, según se nos decía, se había estado estudiando y planificando todo, de modo que cuando caducasen las concesiones actuales a finales de 2018, saldrían las nuevas que mejorarían la situación bastante deficiente que históricamente han soportado los ibicencos y los turistas en materia de transporte público.

Tanto en los presupuestos del Consell de 2017 como en los de 2018, se anunciaron incrementos notables en los recursos destinados al transporte público (en 2017, incluso, se dobló el presupuesto), lo que permitió crear las tarjetas de descuento e implementar la gratuidad para determinados colectivos.

Pero la revolución vendría en enero de 2019, cuando las múltiples concesiones de líneas de autobús dejasen paso a una única concesión, un único operador que convertiría el sistema en más fácil y operativo. Un único interlocutor, un único contratista.

Plan de transporte público

En un pleno extraordinario en junio de este año, el Plan insular de transporte por carretera fue aprobado inicialmente. Se dijo que era el paso previo para licitar el servicio.

El transporte público llegaría al 80% de la población, con una distancia inferior a 600 metros de una parada. Las mejoras previstas harían que la demanda aumentase entre un 11% y un 15%. Los autobuses serían mucho más modernos, cómodos, silenciosos, adaptados y menos contaminantes, incluso con algunas líneas con vehículos eléctricos, como la del Aeropuerto. Habría más líneas con mejores frecuencias, para acabar con la imagen de un viejo autobús con solo un puñado de pasajeros en invierno.

Todos los ciudadanos creyeron en que las cosas iban a cambiar a partir de enero de 2019. Pero nuestro gozo en un pozo, las mejoras tendrán que esperar. En Ibiza las cosas van más lentamente que en el resto del planeta, sin prisas, todos lo sabemos. La escoleta de Can Nebot o la estación del Cetis son dos magníficos ejemplos, aunque hay centenares.

Los viejos autobuses seguirán por ahora

Ahora resulta que el Plan insular se demora y que hasta el primer trimestre de 2019 no podrá ser llevado a pleno para su aprobación definitiva. Esto significa que habrá que prorrogar las actuales concesiones con los distintos operadores, fundamentalmente Sagalés y Alsa, además de algunas otras pequeñas empresas. Las cosas seguirán como hasta ahora si todas ellas aceptan continuar, algo más que previsible, pero desde luego sin hacer ningún tipo de inversión ni mejora.

Los viejos y ruidosos camiones seguirán recogiendo pasajeros, aunque es cierto que muchos de ellos no pagan el billete, como sucede con los jóvenes. Ese es hasta el momento el gran mérito de la Conselleria insular de Mobilitat que comanda Pepa Marí. Un mal servicio que vale poco o es gratis. Como la ITV, que como hoy les informamos, debería tener otra estación en la isla y en manos privadas para acabar con los problemas que nos genera.

La prórroga será por un máximo de dos años, pero dudo que sea inferior a uno. O que las actuales empresas concesionarias acepten una prórroga inferior a 12 meses, aunque visto el regalo que les hacen asumiendo el pago del uso de la estación Cetis, que se estima es más de 800.000 euros que asumirá el Consell, igual no dicen nada.

Quién sabe si por eso se asume el coste, porque mucho me temo que si le dicen a las actuales transportistas que les prorrogan las concesiones, pero que tienen que pagar el uso del Cetis, la flamante estación recién remodelada se queda sin inaugurar otra temporada. Quedará para nuestros nietos.