Joan Planells en el despacho de su oficina de la calle Aragón, en Vila. | MARCELO SASTRE

La historia de Maderas Planells se remonta a finales de la década de los 40, en plena posguerra, cuando el abuelo de Joan Planells, actual propietario de la empresa, empezó a vender madera a los carpinteros que trabajaban en Ibiza. En aquella época el sector no estaba desarrollado en la isla, lo que fue una ventana de oportunidad para que la familia Planells pusiera el negocio en marcha.

Antes de ponerla en funcionamiento, el abuelo de Joan trabajaba como carpintero con su hermano, en una época en la que no había almacenes que sirvieran madera en la isla. Siete décadas más tarde, Maderas Planells continúa importando madera como antaño, sobre todo de los países nórdicos, aunque con una maquinaria mucho más sofisticada gracias a las innovaciones tecnológicas.

Actualmente, y desde 2008, la empresa la dirige Joan Planells y en ella también trabajan sus primos, Ángela Ribas Planells y Alejandro Ribas Planells. Pese a la crisis económica y unos años «muy difíciles», con caídas entre un 30 y un 40 por ciento en la facturación, la empresa es económicamente solvente y tiene certificados de calidad y sostenibilidad medioambiental.

¿Cuándo se fundó la empresa Maderas Planells?
— Maderas Planells fue fundada por mi abuelo. En 1947 él empezó a trabajar de carpintero con su hermano en una carpintería en Vila. En aquella época no había almacenes que sirvieran madera en la isla. Entonces, llevaba mucha madera porque tenía espacio para almacenarla y vio que todos los carpinteros que había en Ibiza le compraban madera a él. Así que se dio cuenta de que era mayor el negocio de comprar y vender madera que el de fabricar muebles. Así que en 1949 empezó a vender madera a los carpinteros que trabajaban en la isla.

¿Ya con esta empresa?
— Bueno, la carpintería estaba en la calle Aragón, donde actualmente tenemos Muebles Planells (Maderas Planells está en la carretera de Sant Antoni, km 5) Él compraba barcos de madera, en aquella época tenías que llevar un barco entero de la madera que venía de Suecia, Noruega, etcétera, no es como ahora que compramos plataformas. Luego se repartía la madera entre los cuatro o cinco carpinteros que había en la isla. Pero la empresa surge cuando mi abuelo se da cuenta de que salía más rentable comprar y vender madera antes que fabricar muebles.

La empresa surgió durante los años de la posguerra. ¿Cómo fueron esos inicios?
— Antiguamente no había la maquinaria que hay ahora para descargar la madera. En aquella época, me han contado que descargaban los barcos a mano, no había carretillas como hay ahora. De hecho, mucha de la madera que venía se repartía con carros y caballos. Era muy diferente al sistema de trabajo que tenemos actualmente.

Los avances tecnológicos han transformado muchísimo el modo de trabajo.
— Sí, por supuesto, ahora es mucho más sencillo. Es mucho más sencillo distribuir madera de manera local ahora que antes. Y el mundo de la madera, a su vez, también ha evolucionado mucho. Lo que se vendía antes era todo madera, mientras que actualmente hay mucha maquinaria para trabajar la madera, para servir la madera más terminada a los carpinteros, a quienes les sale mucho más rentable comprárnosla acabada que no fabricarla ellos.

Maderas Planells es una empresa familiar. Nos ha hablado del fundador, su abuelo, pero no de su padre. ¿En qué periodo dirigió la empresa?
— Mi padre se jubiló hace ahora cuatro años. Él ha trabajado también toda la vida con la madera, creo que desde 1965 hasta el 2014. Además, actualmente también trabajan aquí mis primos, Ángela y Alejandro, que son quienes están de cara al público.

Ibiza es una isla que vive básicamente del turismo. ¿Cómo afecta eso a la empresa? ¿Cuáles son los meses más fuertes a nivel de trabajo?
— Realmente la mayor parte de la actividad se produce entre el mes de febrero y junio, que es cuando todo el mundo se prepara para la temporada turística, se hacen las reformas, etcétera. Luego llega el verano, que son los meses fuertes en cuanto a actividad turística y no se hacen reformas, la ley también impide hacer construcciones durante el periodo estival y baja mucho. Así que el grueso del trabajo se concentra entre los meses de febrero y junio.

¿Y en cuanto al personal contratado? ¿También varía en función del trabajo en la empresa?
— No, aquí tenemos los mismos trabajadores. Tenemos una plantilla bastante estable e incluso hay trabajadores que llevan más de 40 años trabajando aquí. Es una plantilla bastante estable que no depende tanto de la temporada turística, durante la cual las empresas que trabajan todo el año en Ibiza contratan a mucho más personal. Aquí tenemos a los mismos trabajadores durante todo el año.

¿Cuánta gente trabaja en Maderas Planells?
— Actualmente tenemos a 12 personas trabajando. También tenemos Muebles Planells, que es una empresa distinta, y entre las dos sobrepasamos los 20 trabajadores. En Muebles Planells es dónde empezó nuestra historia con la madera, en la carretera de Aragón. Hoy día son muebles que se compran y venden.

Maderas Planells empezó con su abuelo, continuó con su padre y ahora la empresa la dirige usted. ¿Este relevo generacional continuará?
— Cuando llegue su momento mis dos hijos ya elegirán, no quiero encaminarlos hacia ninguna dirección, aunque mi hija ya dice que le gusta mucho este mundo y que le gustaría, pero bueno, son muy pequeños todavía.

¿Volvería a coger un negocio como este? ¿Siempre ha querido trabajar en el negocio familiar?
— Sí, la verdad es que el mundo de la madera es un mundo muy interesante. Es lo que he hecho de pequeño también y es lo que sé hacer. Es un negocio que me gusta.

¿Qué es lo que más le gusta?
— Desde que cogí un poco las riendas en el año 2008, Maderas Planells ha evolucionado bastante, en el sentido de que es una nueva generación la que se pone al cargo de la empresa. Siempre se entra «pisando fuerte», con mucha más energía que la que tienen los que ya están. Empezamos reformando las instalaciones, hemos hecho inversiones bastante elevadas en los últimos diez años, tanto en reforma de instalaciones como inversiones destinadas a maquinaria y a recursos humanos, ya que la plantilla de trabajadores también ha aumentado. En el año 2008, además, hicimos la primera certificación de calidad, que fue la ISO 9001. Esta certificación realmente fue bastante sencilla de conseguir porque nos ayudó a documentar lo que estamos haciendo. Tener una certificación como ésta en una empresa que funciona permite documentar el trabajo que se hace. Fue bastante sencillo porque la empresa ya estaba funcionando de por sí, no es de nueva creación. Como me di cuenta de que la ISO 9001 fue fácil de conseguir, decidimos ir un paso más allá y conseguir la ISO 14001, que es calidad y medioambiente. Con este proceso me di cuenta de que la madera ya de por sí es un material medioambientalmente bastante sostenible. En este caso también fue relativamente sencillo hacer esta certificación.

Usted coge las riendas de la empresa en 2008, el año que dio comienzo a la crisis económica en España. ¿De qué manera afectó a la empresa?
— La verdad es que en aquella época yo no sabía exactamente qué significaba una crisis. Mi generación no había vivido nunca ninguna crisis, había escuchado hablar de ellas pero no sabía lo que significaba pasar por una. Aquí, en la isla de Ibiza, la crisis se amortiguó bastante gracias al sector turístico. De hecho, empresas de nuestro sector lo pasaron muy mal en la península y se cerraron muchísimas empresas como la nuestra, de almacenes de maderas, de materiales de construcción, etcétera. En Ibiza, afortunadamente, las reformas hoteleras han amortiguado mucho esta crisis, así que no la sufrimos tanto, pero sí que es cierto que nuestra facturación bajó más de un 30 o un 40 por ciento. Fueron unos años difíciles, bastante difíciles, pero una vez que se sale y miras la parte positiva de lo que significó la crisis y es que hubo una criba bastante grande de nuevas constructoras que salieron y que no eran solventes, de clientes que habían dejado grandes deudas pendientes de pago, etcétera, y al final quedaron las empresas que eran solventes y que estaban haciendo las cosas bien. Eso es lo realmente positivo.

¿Cree que estas han sido las dificultades más grandes que ha tenido como empresario o ha habido otras?
— Sí, sin duda, fueron unos años bastante difíciles para nosotros. Claro, aquí en el almacén, tenemos que comprar mucha madera para luego venderla, y teníamos que seguir teniendo mercancías almacenadas para seguir vendiendo, que a su vez se tenía que pagar. Al estar en una isla, tenemos que traer plataformas de 13 metros, que lleva unos 25 o 30 metros cúbicos de madera y que se tiene que pagar a final de mes, pese a que no siempre se vendía todo. Así que fueron años difíciles, sí.

¿Toda la madera viene de fuera de Ibiza?
— Sí, todo lo que tenemos aquí viene de fuera. El 60 por ciento de la madera que traemos viene de los países nórdicos pero luego también traemos mucha madera de Estados Unidos, África, Europa del Este, China, Rusia, etcétera. Incluso también mucha madera de construcción del norte de España.