El nacimiento cuenta con los Reyes Magos, el Arcángel Gabriel y varios pastores y animales. | MARCELO SASTRE

Año tras año el Puig de Missa de Santa Eulària presume cada Navidad de tener su propio belén. Situado en una pequeña tarima en la capilla de Sant Joan, según se entra en el templo a la derecha, es una mezcla de austeridad y realismo que cautiva a los visitantes y residentes que acuden a misa o simplemente a conocer esta joya arquitectónica que acaba de cumplir 450 años de vida y que es uno de los cuatro templos fortificados que hay en la isla.

El culpable de que el nacimiento siga haciéndose es un año más Toni Tur, Sendic, técnico de Cultura del Ayuntamiento de Santa Eulària y una de las personas que más sabe sobre las tradiciones, usos y costumbres de la Vila des Riu. «No se realmente cuando empecé con esta aventura y aunque todos los años digo que lo dejo, que será el último, siempre me acaban enganchando porque me gusta mucho y porque tampoco hay excesivas ganas de relevo», explicó ayer a Periódico de Ibiza y Formentera el improvisado belenista.

En todo este tiempo Sendic ha impregnado al belén de Santa Eulària de una identidad propia. Es distinto a cualquier otro y eso se debe fundamentalmente a que siempre recrea distintos lugares muy reconocibles de la localidad. A lo largo de estos años se ha recreado una casa payesa, los porches del Puig de Missa, el Pont Vell y en esta ocasión ha apostado por el terreno y las cuevas calcáreas y con corales que se pueden encontrar en los alrededores del templo. Para recrearlo, el técnico de cultura ha empleado materiales muy diversos como plantas autóctonas, piedras, arenas, papel, spray y espuma de poliuretano para conseguir el relieve de las rocas. Incluso, hay hasta un pequeño estanque con agua natural.

Compradas por Vicente Ribas

El belén no tiene muchas figuras aunque todas ellas destacan por su tamaño – unos 50 centímetros – y su alto nivel de realismo. Según explicó Sendic fueron compradas hace años por el cura de Santa Eulària Vicente Ribas Prats y entre ellas llama especialmente la atención las que componen el nacimiento, con María y José arrodillados con gesto tranquilo ante el pequeño Jesús. Además, están la mula y el buey, media decena de pastores, el Arcángel Gabriel, encargado de anunciar la nueva buena, 10 o 12 ovejas, 1 un perro y por supuesto los tres Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltasar. Sin embargo, estos van moviéndose poco a poco porque, como aseguró el constructor del belén, «aún no ha llegado el día en el que conocieron al pequeño».

Este año, el Toni Tur ha empleado unas 30 horas en construirlo sobre una tarima nueva de 3 metros por 3 metros que se ha comprado pensando especialmente en el belén. «Para mí todos los años lo que es más complicado es aclararme con la idea que quiero plasmar en el belén porque después todo va más o menos rodado. Esta edición hemos comenzado el martes, sacando tiempo de donde podemos porque al final tenemos otros trabajos, y al final, hemos echado unas 30 horas por las tardes».