Tres efectivos de la Policía Nacional de Ibiza. | MARCELO SASTRE

2018 llega a su fin y muchos esperan ansiosos a que el reloj marque las 00.00 horas para celebrar la entrada del nuevo año con familia, amigos o con sus compañeros de trabajo; y es que son muchas las personas que tienen que acudir a su puesto de trabajo esta noche porque, a pesar de que el 31 de diciembre parezca un día diferente, al final es un día más.

Es el caso del subinspector de la Policía Nacional de Ibiza, quien dice que hoy se trabajará como cualquier otra noche del año. «Sí que es verdad que, al ser festivo, se incrementa la presencia policial en las calles porque hay más personas que cualquier otra noche de invierno», dice el subinspector.

A la gente que sale de casa se suman las actividades programadas por el Ayuntamiento de Vila, por lo que Policía Nacional trabajará de forma conjunta con Policía Local en una guardia de 24 horas con turnos de 8 horas, aunque «la experiencia dice que no hay más incidencias esta noche, solo más afluencia de público».

En su caso, no tienen previsto tomarse las uvas para celebrar la entrada del nuevo año; no porque no quieran, sino porque su puesto no se lo permite. «Nosotros venimos al turno ya cenados y no comemos las uvas. Puede ser que en ese momento alguien tenga la suerte de estar en la oficina y poner la radio para comerse las uvas, pero no es lo normal», matiza el subinspector.

Algunos de los trabajadores de la oficina de denuncias tampoco descansas esta noche. Aunque reconocen que suele ser una jornada «tranquila», siempre hay quien se acerca para poder una denuncia por lesiones. En años anteriores, las denuncias por robo o pérdida se hacían ya el 1 de enero, cuando el objeto extraviado no se ha recuperado en la misma noche.

José Miguel Bonet tampoco descansa hoy y es que, como jefe de cocina del restaurante Es Ventall, ha elaborado un menú especial para que sus 85 comensales puedan disfrutar de la noche sin ataduras. «Antes la gente preparaba todo en casa, pero ahora que las casas son más pequeñas y las familias más grandes quien puede aprovecha para ir a un restaurante porque es más cómodo ir a tiro hecho», dice.

A su juicio, el precio de un menú como el suyo -compuesto por dos aperitivos, un entrante, pescado o carne y postre- no dista mucho del dinero que puedas gastarte si lo preparas en casa «y te ahorras limpiar y disfrutas de más tiempo con la familia».

Bonet no recuerda cuántos años lleva sin librar en Nochevieja porque, para él, es su forma de vida. «A más fiesta, más trabajo», apunta al tiempo que dice que «estas fechas no son de mucho trabajo y tenemos que aprovechar que hay menos oferta en la isla para trabajar». Así, con aforo completo en su restaurante, el jefe de cocina ha reforzado la sala con dos extras más y esperan acabar de servir el menú a las 23.30 para poder, también, tomarse las uvas.

Los sanitarios también tienen turno esta noche, como cualquier otra del año. Lupe Moreno, jefa de Cirugía de Can Misses, será una de las personas que trabajen esta noche; lo hará en una guardia de 24 horas que empieza hoy a las 9.30 y terminará mañana a la misma hora. «Las guardias en Urgencias estos días suelen ser más tranquilas porque se nota que mucha gente se ha ido de vacaciones fuera de la isla», comenta.

En su caso, no es la primera vez que trabaja un 31 de diciembre y dice no recordar ningún accidente o pelea grave. «De lo que sí que me acuerdo es de un año que tuvimos que operar a una chica, la cirugía se alargó y acabamos comiendo las uvas como los canarios», cuenta. Normalmente, los que trabajan en este día en el hospital se ponen de acuerdo para llevar cena y compartir un rato juntos «contando con que se puede retrasar porque este trabajo es imprevisible». Lo único claro en este servicio es que no hay cirugías programadas.

Asimismo, tres ambulancias de soporte vital avanzado trabajarán esta noche en Ibiza, Sant Antoni y Santa Eulària, además del helicóptero que estará operativo por si fuera necesario hacer traslados con urgencia.

Jaume Torres es taxista y esta noche estará en las calles de Ibiza. Su experiencia le dice que puede cenar tranquilo con su familia e incluso tomarse las uvas porque «los clientes pueden esperar un momentito». Después, toca trabajar en una noche con más movimiento de lo habitual. «No paramos hasta las 8 o 9 de la mañana cuando la gente se va a tomar un chocolate con churros», cuenta Torres.

Aunque reconoce que, en algunos casos, los efectos del alcohol o de otras sustancias hacen que algunas personas estén más nerviosas de lo normal, no recuerda ningún incidente grave en la primera noche del año.