El Govern mató a tiros a las cabras en 2016 y se produjo un gran rechazo social. Pese a la matanza, hubo ejemplares supervivientes.

Un estudio de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) para el Consell d’Eivissa propone una extracción parcial, dejando únicamente una población caprina controlada de cinco ejemplares que no puedan reproducirse, o total de las cabras vivas de es Vedrà con el objetivo de que no vuelva a suceder la matanza que el Govern llevó a cabo en 2016 para eliminarlas, una acción que fue denunciada por la asociación Assaib en los juzgados. Este estudio fue remitido la semana pasada a la Conselleria de Medi Ambient del Govern. Cabe recordar que esta matanza no acabó con la totalidad de las cabras, por lo que éstas se reprodujeron y el año pasado técnicos de Medi Ambient del Govern que se desplazaron al islote vieron que había al menos 16 ejemplares. En vista de que se habían reproducido, el Govern pidió permiso al juzgado para «erradicarlas». La situación actual es que el procedimiento penal que se abrió en 2016 contra el Govern por la matanza se archivó, Assaib recurrió por la vía administrativa y el Govern afirmó que tendría en cuenta la opinión del Consell para decidir el futuro de las cabras supervivientes del islote.

Este estudio, elaborado por Manel López Bejar, director del departamento de Sanidad y Anatomía Animal de la Facultad de Veterinaria de la UAB; y Encarna Casas Díaz, profesora asociada y técnica de apoyo a la búsqueda en el departamento de Sanidad y Anatomía Animal de Veterinaria de la UAB, refleja que se debe «buscar una solución, tanto desde el punto de vista ecológico y administrativo, como desde el punto de vista de las entidades y de la población local, que piden una manera diferente de abordar el problema dando voz a una de las partes afectadas, las cabras, haciendo valer así su derecho a la existencia». En este sentido, el estudio recuerda que las cabras de es Vedrà son un «icono propio» de Ibiza que «nada tiene que ver con la superpoblación de esta especie en la sierra de Tramuntana de Mallorca». El documento también destaca que la normativa de la Comunidad Autonóma deja claro que el parque natural de cala d’Hort, cap Llentrisca y sa Talaia, así como las reservas naturales de es Vedrà, es Vedranell e Illots de Ponent «tiene un régimen de protección cuyo objetivo incluye la preservación del espacio natural protegido». Recuerdan, además, que el Plan de Ordenación de Recursos Naturales (PORN) prohíbe la introducción y mantenimiento en los islotes de cabras, conejos «y otras especies que comprometan la conservación de las comunidades vegetales, así como no permite la práctica de actividades agrícolas ganaderas». Los expertos destacan que la ley 5/2005 para la conservación de espacios de relevancia ambiental (LECO) incluye «la protección, conservación, mejora y adecuada gestión de los espacios de relevancia ambiental de Balears». Si bien destacan que existe una normativa sobre la protección de espacios naturales como es Vedrà y sus especies endémicas, recuerdan que las cabras son seres vivos: «No se puede mantener inmóvil en la postura del cumplimiento estricto de un determinado tipo de legislación y no tener en cuenta que las cabras son seres vivos que se encuentran también amparados por una normativa».

Por todo ello, el estudio propone dos maneras de sacar las cabras vivas de es Vedrà. La primera de ellas consiste en capturar a todos los animales residentes, dejar una población de cinco en el islote que estén «inmunocastrados y trasladar el resto para que sean animales controlados». La población de cinco ejemplares en el islote, según los expertos, «se sometería a un procedimiento de condicionamiento de aversión frente a las especies vegetales vulnerables de la zona». La segunda opción que proponen pasa por la extracción total de todos los ejemplares del islote. Tanto la extracción parcial como la total podría contar con la colaboración del Consell d’Eivissa. Así, el decreto 24/2002 por el cual se declaró el parque natural de Cala d’Hort y las reservas naturales de esVedrà, es Vedranell e Illots de Ponent otorga la administración y gestión del parque a Medi Ambient del Govern, «pero también permite desarrollar las actividades, trabajos y obras relacionadas con la gestión del parque natural y las reservas naturales contando con subvenciones de entidades públicas». El PORN, además, también deja claro que se pueden establecer convenios de gestión entre Medi Ambient del Govern, el Consell d’Eivissa y el Ayuntamiento de Sant Josep.

El método

La captura de los animales se llevaría a cabo con la instalación de un vallado y un embarcadero para descargar los materiales, además de ser un punto de carga para cuando se hayan de transportar los animales. Estas instalaciones serán temporales, «es decir, se desmontarán cuando acabe el traslado». Los expertos proponen construir el cercado y el embarcedero en la zona actual donde hay un bebedero, contando si hiciera falta con la «cooperación de la población local, agricultores, propietarios y otros sectores interesados ya que estarían colaborando en la realización de tareas de gestión de espacios de relevancia ambiental». La construcción del vallado está amparada y apoyada en el decreto 91/2006 del 27 de octubre de regulación de poblaciones caprinas, de ordenación del aprovechamiento cinegético de la cabra salvaje y la modificación de los planes técnicos, que tiene como objetivo el control de las cabras salvajes de Balears. Además, según explican, el PORN también permite la instalación de vallados porque «pese a que no se permiten nuevas construcciones, éstas pueden estar vinculadas a finalidades ambientales y a la gestión del parque y sus valores, además de admitir instalaciones propias para el servicio del parque y para desarrollar sus objetivos». En este sentido, el PORN asume que se pueden hacer cercados o vallados en las fincas con unas determinadas características, como que la malla metálica ancha no sea inferior a 15 centímetros.

La captura de las cabras en este cercado o vallado, según determinan los expertos, sería adecuada hacerla durante los meses de calor ya que «no habrá puntos de agua por el islote y deberán recurrir al agua proporcionada dentro del vallado». En total habría dos periodos de captura, separados entre sí por unas semanas, para conseguir capturar a la totalidad de los animales. «En el interior del vallado se les debería proporcionar comida y agua durante al menos tres semanas. Una vez comprobado que los animales entran y salen con completa tranquilidad, se debería activar la puerta para dejarlos dentro», se extrae del estudio. Un equipo de técnicos y veterinarios se encargarían de anestesiar a los animales para sacarles sangre y hacerles una exploración clínica «para determinar cuáles son los ejemplares destinados a formar parte de la población residente controlada», que serían tratados con métodos de contracepción «de forma que su reproducción quedaría suspendida durante cuatro años». Entre estos métodos se encuentran la «inmunocontracepción mediante vacunas, que estimulan el sistema inmunitario para producir anticuerpos frente a las proteínas u hormonas esenciales para la reproducción, provocando así que los animales dejen de reproducirse».

Condicionamiento aversivo

También proponen un «periodo de condicionamiento aversivo» para la población de cinco cabras que se quedaría en el islote con la intención de que pasten sin comerse a las especies vegetales más vulnerables. «Con un condicionamiento repetido con una separación de nueve días se conseguiría disminuir su consumo e, incluso, su conducta de bipedismo cuando el alimento se encuentra en una altura superior a su cabeza». Esta población de cinco cabras tendrá un seguimiento para controlar que no se vuelvan a reproducir. Este control se podría hacer sacando ejemplares por parte de vedraners «en el ejercicio de su actividad tradicional y mediante un acuerdo llegado con la administración.

De esta manera, se mantendría la población de cabras en un nivel aceptable de densidad y no se perdería la cultura propia de la zona». En este sentido, los autores de este estudio recuerdan que tener todos los animales controlados permitirá diseñar una «población residente controlada ya que existe una corriente para mantener las tradiciones y la cultura de es Vedrà. Además, según informes del servicio de protección de especies de la Conselleria de Medi Ambient del Govern y con el acuerdo de representantes del Consell se manifestaron favorables a la existencia de un pequeño rebaño». En este sentido, recuerdan la gran movilización y el rechazo social que produjo la manera «letal», y fallida, de acabar con las cabras en 2016 por parte del Govern.

La segunda medida que proponen los autores de este estudio pasa por «anestesiar a todos los individuos y realizar los controles pertinentes ya comentados: extracción de sangre y exploración clínica. Una vez hecho, se podrían trasladar en las cajas de transporte estando despiertos los animales».

El estudio determina que el presupuesto para llevar a cabo estos métodos de extracción sería de 31.932,86 euros, sin incluir la instalación del embarcadero ni la identificación de los animales, que se deja a criterio de la administración que tiene competencia. El Govern debe decidir ahora cómo actuar, aunque se comprometió a respetar la decisión del Consell d’Eivissa.