Una de las actividades que se desarrollaron durante la jornada festiva. | Irene Arango

«Queremos que la sociedad pierda el miedo a las personas con diversidad funcional, porque parece que tuviéramos miedo y no supiéramos como tratarlos», explicaba Irene Ripoll, vicepresidenta de la a Asociación pitiusa por la inclusión educativa y social (Apies), que celebró ayer su segunda Fiesta de la Inclusión con el objetivo de recaudar fondos para poner en marcha las iniciativas inclusivas que promueven a lo largo del año.

Para hacer perder a la sociedad ese miedo, ayer cualquier persona, independientemente de sus capacidades, podía participar en las actividades de ‘Judo sin barreras’ que organizaba la Escuela de Judo Dojo Ibiza, en los juegos de mesa que trajeron los miembros de la asociación Dracs d’Eivissa o en los talleres a cargo de S’Espurna.

Ripoll considera que Apies «ejerce de conciencia colectiva frente a las instituciones» de modo que se logre que todas las personas puedan disfrutar de los mismo derechos. «Ahí están las leyes y se tienen que cumplir», reivindicaba Ripoll, que recordaba que el actual gobierno de Balears había prometido la redacción de un Plan estratégico de educación inclusiva que a día de hoy «no existe».

La queja no era solo a nivel autonómico. «No hace muchos meses se publicó el informe de la Convención sobre los derechos de las Personas con Discapacidad, en el que se dejó a nuestro país a la altura del betún», explicaba la vicepresidenta de Apies.

Criticaba que se siguieran creando escuelas de educación especial, cuando la ley dice que estos centros se tienen que ir reconvirtiendo en centros de recursos para la educación pública.

En ese sentido consideraba que en Ibiza se había perdido una gran oportunidad de avanzar en materia de innovación educativa si en lugar de implantar las aulas Ueeco se hubiera apostado para la inclusión de estos alumnos en el sistema educativo general. «Estamos hablando de personas de las que podemos aprender mucho de superación y de esfuerzo. No podemos pretender un cambio si no fomentamos que los futuros empresarios, profesores o políticos, nuestros hijos, vivan ese cambio con naturalidad desde la escuela».