Muchos establecimientos han comenzado a limpiar para tenerlo todo a punto en breve. | DANIEL ESPINOSA

Las puertas que llevaban meses cerradas en el barrio de la Marina vuelven a dejar pasar el aire. El barrio se despereza como los paisajes de Canadá que aparecen en los documentales. Igual que en esos documentales vemos al oso despertar tras meses hibernando, los riachuelos volver a correr o las flores brotar donde había nieve; en la Marina los pintores y los carpinteros arreglan los interiores de las tiendas, riachuelos de turistas recorren el barrio y brotan como setas las terrazas. Es otro barrio.

El vicepresidente de la Federación de Comerciantes de la Marina y el puerto de Ibiza, Joaquín Manuel Senén ve a «muchos comerciantes que han venido con ganas de abrir sus locales y negocios». Tras un paseo por el barrio se puede constatar que quizá el 30% o 40% de los negocios ya esté en marcha o preparándose para abrir. «Hay alguno que ya ha abierto y le va más o menos bien. Este fin de semana la maratón, que salió del puerto, dio muy buen resultado entre los negocios de la zona».

En el Mercat Vell ya hace un par de meses que se pasó de un único puesto de fruta y verdura abierto, el de María, que es la única frutera que ha abierto todo el invierno, a tres. Pero en el resto de paradas ya se empieza a ver movimiento. Ya está la florista y también el pequeño puesto de venta de encurtidos con sus populares bocadillos.

Al mercado abierto a los vientos lo rodean varias terrazas de restaurantes y cafeterías que atraen a la zona a los turistas que van llegando. Ayer era día de crucero y se notó un bullicio al que los pocos residentes del barrio ya estaban desacostumbrados. Pero ¿qué sucede en aquellos negocios que se preparan para abrir o que acaban de abrir las puertas?

Preparativos
En la tienda de ropa Subdued, la encargada (que no quiso facilitar su nombre) estaba sentada en las escaleras del fondo. Es el cuarto año del negocio en Ibiza, que siempre ha abierto sus puertas para Semana Santa. Este año habían decidido abrir antes, el plan era hacerlo la semana pasada, pero un problema con el género se lo impidió. El local está listo, pero desnudo. «Toda la ropa y los complementos están ya en Ibiza, pero la empresa transportista no nos lo trae», explicaba la encargada visiblemente enfadada. Tras dos semanas de trabajo, de repintar y darle un tratamiento antihumedad al local (los edificios antiguos de la Marina hechos con bloques de marés son muy húmedos) ahora debe esperar.
Sus expectativas para la temporada no son muy esperanzadoras. «Es algo que se ve en Instagram. hace cuatro años todo era Ibiza, pero ahora ves mucho más otros destinos como Mikonos», justifica su previsión. Aún así dice que «Ibiza siempre es Ibiza».

Vicente y Lourdes hace ya 27 veranos que tienen la tienda Década. En sus perchas y estantes ya está lista la ropa pero todavía ultiman algunas cosas en el exterior del negocio. Abrieron a principios de mes, pero asumen con filosofía que es «un querer y no poder», explica Vicente. El movimiento llegará en Semana Santa y cuando se abran las rutas aéreas.

Casi tres décadas en el barrio les dan perspectiva. «Cuando abrimos en el año 92 estaba peor que ahora. Esta zona siempre ha ido por oleadas», contaban. Ahora mismo la ola va hacia abajo, valoraban.

La tienda In Touch abrió el pasado fin de semana. Su cliente objetivo es el turista de poder adquisitivo alto. «Principalmente holandeses, alemanes, franceses...» enumera el dependiente. Venden un estilo de ropa de «vagabundo elegante», de diseño propio que gusta mucho. Incluso hay algunas prendas que se venden en exclusiva en Ibiza, y eso se paga. «Pensamos que cada cliente es único y trabajamos con esa idea de que vistan de forma única». La exclusividad les da buenas perspectivas.

Concurso de balcones
Mañana, miércoles 10 de abril, el barrio acogerá el III Concurso de decoración floral de balcones y ventanas de la Marina. Las personas que se acerquen durante la siguiente semana podrán disfrutar de las decoraciones puestas por vecinos y comerciantes para la ocasión.

Se trata de un evento organizado por la concejalía de Participación Ciudadana del Ayuntamiento que recuperó la asociación de vecinos de la Marina. Hasta la década de los 80 y 90 el barrio acogía una fiesta en la que se engalanaba el barrio con flores que se quiso recuperar a través de este concurso.

Los participantes deberán decorar sus balcones y ventanas con plantas y flores naturales que se puedan ver desde la calle y que deberán estar expuestas al menos una semana. Un motivo para visitar el barrio y ver rebrotar también los comercios de la zona.