Dirigentes del PSOE y candidatos a las elecciones durante la manifestacion del 1º de mayo en Vila. | DANIEL ESPINOSA

Los trabajadores de las empresas concesionarias del servicio municipal de limpieza y recogida de basura de la ciudad de Eivissa y Sant Antoni, además de los operarios del vertedero de Ca na Putxa, están en pie de guerra. Reclaman que se contrate a más trabajadores para adecuar las plantillas a la carga de trabajo que soportan.
Piden también que se terminen los contratos basura y mejoras salariales. Vamos, lo que vienen siendo reivindicaciones clásicas de la clase trabajadora de toda la vida.
Las contratas de estos servicios públicos, Valoriza en la capital y la UTE Sant Antoni en Portmany, además de la UTE Giref en el vertedero, no atienden las demandas de los empleados, que ya han protagonizado varias concentraciones de protesta frente al Ajuntament de Sant Antoni y más recientemente frente al Consell d’Eivissa. Buscan la complicidad de los gobernantes de aquellas instituciones para presionar a las empresas contratistas, pero hasta ahora no han tenido mucho éxito. Tan es así que los sindicatos han advertido de que si no hay una solución pronto, en julio irán a la huelga. En plena temporada turística, casi nada.

Gobierna la izquierda. Digo todo esto porque habrán caído en la cuenta de que quien gobierna en las instituciones que pagan a dichas contratas son partidos de izquierdas. En el caso de los dos ayuntamientos fueron incluso quienes las contrataron. Y resulta un tanto lacerante ver a algunos gobernantes en la manifestación sindical del 1º de mayo, especialmente concurrida de políticos por mor de la inminencia de las elecciones autonómicas, insulares y municipales.

¿No sería mejor que en lugar de tanto postureo inútil buscasen una solución al conflicto laboral de los empleados de las contratas? Tantas declaraciones públicas de apoyo a las Kellys y a otros colectivos y tan pocas medidas efectivas para mejorar su situación.
Tanto criticar la privatización de los servicios públicos que hizo el PP y a la vez, mirar hacia otro lado cuando las empresas que ellos contrataron abusan de sus trabajadores, según denuncian sus representantes sindicales.

Y aún oír como se pide el voto para «avanzar por un trabajo digno» resulta casi un escarnio para los trabajadores de limpieza.

Espectadora privilegiada. La presidenta del Govern balear, Francina Armengol, presenció el viernes la Pasarela Adlib 2019. Ya era hora. Se trata de un evento de gran relevancia que merecía su asistencia y atención. Pero no a costa de retrasar su inicio más de 30 minutos sin dar ninguna explicación al público que asistió el viernes al Recinto Ferial de Ibiza, a los profesionales que trabajaban y a los televidentes que esperaban verlo en sus casas.

Realmente es inexplicable que una cosa así sucediera, porque la presidenta no tenía que intervenir, ni desfilar, ni tomar la palabra para pronunciar un discurso. Nada de eso. Era una espectadora más, en teoría. Con lo fácil que hubiese sido ocupar su lugar al llegar, de la forma más discreta posible, como se suele hacer cuando hay alguien se demora. Se optó por retrasar el comienzo del desfile, un error absolutamente injustificado. Es impensable que lo que sucedio el viernes aquí, tuviese lugar en ningún otro lugar del mundo donde se celebra un desfile importante de moda. Aquí fue distinto.
Feliz domingo.