La nao Victoria estará atracada hasta el domingo en el muelle de Levante, junto a la plaza de es Martell. | DANIEL ESPINOSA

La nao Victoria zarpó desde Denia y ayer atracaba en el puerto de Ibiza. Fue una travesía cómoda, sólo con un poco de mar de fondo al salir. Anoche, el director de la Gira Nao Victoria 2019, Pedro Jiménez, relata que presenciaron una escena sorprendente: el mar se iluminaba de un color azul intenso. Estaban pasando por encima de miles de medusas velero, fluorescentes por la noche. La escena desde la distancia debía ser de cuento de piratas, un navío del siglo XVI bajo el cielo estrellado surcando unas aguas luminosas.
La réplica de la Victoria, la primera embarcación en dar la vuelta al mundo entre 1519 y 1522, estará abierta al público hasta el próximo domingo en el muelle de Levante del puerto de Ibiza, junto a la plaza de es Martell. Visitar la nao cuesta 5 euros para los adultos y 3 euros para los niños. Los fondos recaudados son para la fundación sin ánimo de lucro ‘Nao Victoria’, encargada de dar a conocer embarcaciones históricas.
La embarcación se construyó en el año 1991 para su estreno en la Expo de Sevilla del ‘92. Un trabajo en el que se intentaron utilizar los mismos materiales que se usaban en el siglo XVI. Las cuerdas están embreadas, para la juntura de las maderas (calafateado) se usó pelo de cola de caballo y pez (pasta de sardina). Las bigotas, piezas con forma de gota que sirven para unir cabos, están cubiertas de piel.

Todo esto lo explican amablemente los miembros de la tripulación, que insisten de vez en cuando a los visitantes: «cualquier cosa que queráis saber, preguntad». Al hacer la visita uno puede contar con su amabilidad para entender cualquier curiosidad. Aún así todo está perfectamente explicado en este barco-museo, a través de cartelería y seis puntos con códigos QR que dan acceso a una audioguía gratuita a través del teléfono móvil.

Un ‘Ferrari’ de la época
A pesar de su imagen aparatosa, con un castillo en proa y otro en popa, Pedro Jiménez explicaba ayer en la visita que hizo para autoridades y prensa, que la embarcación era «un Ferrari de la época». Una embarcación muy rápida, pero que requiere viento en popa para poder navegar a vela. Al ser todas sus velas cuadradas es necesario que el viento sople desde detrás de la embarcación, a diferencia de los barcos con velas triangulares que pueden aprovechar otros vientos.
Cuando las condiciones lo permiten navegan a vela, pero si no es posible la Victoria tiene motores, necesarios por otra parte según la normativa marítima para entrar a puerto.
Sobre el castillo de popa está el camarote del capitán y también el mando para manejar el timón. Una de las particularidades que sorprende a muchos es que no hay una rueda para dirigir la embarcación, sino un palo vertical llamado pinzote. Una palanca que mueve el timón y que requiere que haya siempre una o dos personas controlándola.
Aunque ahora la tripulación duerme en la parte de bodegas, Jiménez cuenta que en la época de Hernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano, cuando las cinco naos de la Armada de Especiería partieron en busca de una ruta por el oeste a las islas Molucas, los 40 hombres de la tripulación dormían en cubierta. Las bodegas estaban siempre cerradas para evitar que entrase agua que pudiera hacer que se pudriera la mercancía.

Buque escuela
La nao Victoria, además de un museo flotante es un buque escuela. La mayoría de los voluntarios que conforman su tripulación lo hacen para cubrir las horas de navegación que se requieren en diferentes titulaciones náuticas.
Es el caso de Jaime, que realiza estudios de marina mercante. Durante la travesía realiza las horas de navegación práctica que necesita para obtener el título. Sin embargo, como para todos los miembros de la tripulación, navegar en la Victoria es un privilegio. Cuenta que además, él es la segunda generación de su familia que se embarca en esta nao. Primero lo hizo su padre, que participó en la vuelta al mundo que la nao Victoria completó entre 2004 y 2006. Una gesta que emuló la de la Victoria original y que además la convirtió en la primera réplica de un barco histórico que da la vuelta al mundo.
Para Cynthia se trata de su segunda escala a bordo de la Victoria. Ella también es voluntaria que realiza sus horas de navegación. Probablemente en Ibiza dirija su primera visita con público a la nao.
Según cuenta Jiménez hay mucha gente que solicita hacer sus prácticas en la Victoria. Hacer las horas de navegación en este barco es gratuito, a diferencia de lo que pasa en muchos otros, y «desde luego tiene mucho más encanto que ir metido bajo la cubierta de un barco mercante». Además, en esta embarcación se utilizan mucho los métodos de navegación clásica, como el uso del astrolabio o del firmamento para orientarse.
La propia tripulación es la que se encarga del mantenimiento de la nave, un trabajo que se realiza cada día entre las 7 y las 10 de la mañana. Además cada dos meses se encargan ellos mismo de renovar el calafateado. Unos trabajos que les permiten conocer todos los detalles de esta embarcación histórica.