Los actores de Morboria y los ibicencos que participaron en la obra destacaron fundamentalmente por el nivel de sus trajes, dignos de una producción de Hollywood. | Arguiñe Escandón

Los retrasos parece que también eran costumbre en la Edad Media como quedó ayer demostrado con la puesta en marcha del espectáculo de inauguración de la feria Eivissa Medieval 2019. En este caso fue por un problema con el sonido, por más que en el año de nuestro señor de 1490 no hubiera electricidad, pero por unas cosas o por otras la obra Honors i vassallatge al consenyor del Regne, de la compañía de teatro madrileña Morboria, puso a prueba la paciencia de la mayoría de las cerca de 200 personas que poblaron la Cuesta del Rastrillo y el Mercat Vell del barrio de la Marina.

Primero por el retraso que acumuló. Estaba previsto que comenzara a las 19.00 horas pero lo hizo en torno a las 19.30 horas. A pleno sol y con las altas temperaturas, los sudores empezaron a florecer en la tribuna destinada a los medios de comunicación y a la veintena de cargos políticos que se sumaron a la inauguración para verla desde un lugar privilegiado.

Afortunadamente para ellos las botellas de agua llegaron a tiempo para sofocar la sed, mientras las conversaciones entre representantes de uno y otro partido giraban en torno a abanicos, cremas solares y sudores, y la portavoz del Govern balear, Pilar Costa, se sentaba aprovechando un escalón para consultar durante largo tiempo su teléfono móvil.

Mientras todo eso sucedía, la pericia de dos de los actores de la obra, entre ellos Ramón Taboada, hizo algo más amena la espera a pesar de tener que explicar a viva voz los problemas técnicos ante un público que no guardaba silencio. Solo hubo algo de calma cuando uno de ellos anunció que el Ayuntamiento de Ibiza «había decidido invitar a jamón ibérico a todo el que lo pida debido a la espera». Desgraciadamente, dicho esto y casi por arte de magia, enseguida volvió el sonido y la promesa quedó en nada ante la decepción de muchos y el alivio de algunos: «Lo siento mucho, me acaban de decir que ahora que el sonido ya funciona y la función va a empezar lo del jamón se anula».

Una vez solucionado el tema del sonido y el del reparto de jamón, el espectáculo comenzó con un desfile de personajes por el Portal de Ses Taules y la Cuesta del Rastrillo hacia un pobladísimo Mercat Vell. El encargado de guiar toda la representación fue el ibicenco Ramón Taboada, quien demostró sus años de experiencia sobre los escenarios, como director y como actor, para ofrecer a los presentes una lección de historia leyendo un pergamino con una dicción perfecta.

En catalán y con falta de ritmo
Sin embargo, Taboada lo hizo en catalán y más allá de que empleara, como él mismo aseguró, palabras que se usaban en el año 1490, eso dejó frío a muchos asistentes. Más de tres cuartas partes de los que allí habían acudido a ver la inauguración y a dar una vuelta por la feria Eivissa Medieval en un día laborable por la tarde eran turistas llegados de distintas partes de España y del extranjero que, por lo que se veía en sus caras, no se enteraron ni lo más mínimo de que iba la historia. Un problema que hizo que muchos de ellos decidieran abandonar el lugar a mitad de la representación en busca de nuevos alicientes.

Además, la obra Honors i vassallatge al consenyor del Regne fue bastante lenta. Atrás quedaron los tiempos en los que dragones y seres mitológicos descendían por la Cuesta del Rastrillo entre efectos especiales o en los que piratas berberiscos invadían Dalt Vila en medio de humo de colores y sonidos estridentes. En este caso la compañía Morboria decidió apostar por una trabajadísima puesta en escena, con una vestimenta digna de algunas de las mejores producciones de Hollywood, pero la historia de cómo entre el 12 y 18 de diciembre de 1490 el por entonces Arzobispo de Tarragona, Dionís Verdú, ante el notario público de Tarragona, Pere Joan Ortells, tomó homenaje y juramento de fidelidad a los jurados de la Universidad, Jaume Vileta, Bernat Joan y Joan Serra, después de que Verdú hubiera jurado también respetar, admitir y conservar los privilegios, las costumbres, las franquicias y las libertades de la tierra en el altar mayor de la Catedral, no acabó de enganchar en ningún momento.

Hubo bailes muy trabajados y muy bien documentados históricamente, muchos actores, acrobacias de mucho mérito en el resbaladizo empedrado de la Cuesta del Rastrillo, una pequeña traca y hasta confeti, pero muchos presentes echaron en falta más acción. Algo que se notó cuando prácticamente nadie se animó a seguir con palmas el ritmo de los bailes más modernos y el número que protagonizaron un esclavo negro y una bailarina zíngara.

La feria Eivissa Medieval continúa hoy viernes y hasta el próximo domingo, desde las 10.00 horas hasta las 23.00 horas.
Este año el mercado celebra su vigésimo aniversario, coincidiendo con los 20 años de la declaración de Ibiza como Patrimonio Mundial por la UNESCO, y para ello cuenta con 155 paradas, más de 4.000 elementos decorativos, 14 grupos de animación, más de 30 actores de la compañía Morboria, 19 talleres, actividades para los más pequeños y 65 puestos de artesanía pitiusa y comida en la calle Antoni Palau.

Además, cuenta con un amplio programa cultural con representaciones teatrales, espectáculos de danza medieval, conciertos y dos grandes exposiciones, una con carteles e imágenes de estos veinte años de Eivissa Medieval que se podrá ver en la Sala Capitular del Ayuntamiento y otra de escudos heráldicos de apellidos ibicencos, gremios e instituciones que se podrá ver en el recorrido desde la calle Mayor hasta la plaza de la Catedral (ver siguiente página).
También habrá actividades para los más pequeños en la Plaza del Parque, torneos medievales en el Parque Reina Sofía, el pasaje medieval del pánico en calle de Santa María, o el Concurso de paradas que se amplía a tres premios en las categorías de parada locales y decoración de paradas.

Exhibición de barcos clásicos
Además, la Asociación Marítima Cultural de Ibiza y Formentera y el Museo Etnográfico de Ibiza han organizado para el sábado por la mañana y el domingo por la tarde un encuentro de embarcaciones tradicionales en el Muelle de Sa Riba y una exposición en el antiguo edificio del Casal de Joves sobre el oficio de mestres d’aixa i calafat.

Los asistentes podrán visitar y subir a bordo de las embarcaciones participantes además se realizarán dos salidas de navegación conjunta de las embarcaciones participantes en el encuentro, en la tarde del sábado y la mañana del domingo. En total está previsto que participen en el encuentro 21 embarcaciones de diversos tipos, todas ellas de navegación tradicional, que vienen de Ibiza, Santa Eulària, Pou d’es Lleó, Mallorca, Menorca y Euskadi, con esloras comprendidas entre los 4 metros y los 42 metros.