La neuropediatra, en uno de los pasillos del hospital Can Misses. Fotos: DANIEL ESPINOSA | DANIEL ESPINOSA

La neuropediatra Nadia Irazabal (1986) lleva poco más de un mes en el hospital Can Misses y ya ha tenido la oportunidad de conocer de primera mano la realidad de la atención sanitaria a la población infantil en las Pitiusas. Estudió en su Argentina natal la especialidad de Pediatría e hizo un posgrado como pediatra del desarrollo, que abarca los trastornos del neurodesarrollo del niño, y posteriormente se formó como especialista en neurología infantil en la Clínica Universitaria de Navarra, desde donde vino para ocupar la vacante de neuropediatría por la que han pasado tres especialistas en poco más de un año. De hecho, las familias que acuden a la consulta le preguntan si estará en la próxima cita. Irazabal asegura que en Ibiza dispone de los recursos para hacer un buen trabajo en su campo, incluida la genética, que para ella «es fundamental»

¿Por qué decidió venir a Ibiza desde Navarra?
—Mandé mi curriculum a las distintas ofertas que había de centros sanitarios y me llamó el doctor Bartolome Bonet para hacerme la propuesta. Soy de una ciudad pequeña, de 150.000 habitantes, de la provincia de Santa Fe, se llama Rafaela. No se si llegaría adaptarme a una ciudad grande porque no me gustan. Por la parte profesional me entusiasmó que después de dos años formándome como neuróloga infantil en Navarra pudiera tomar las riendas de las cosas, Ibiza prometía eso, porque no había otro neuropediatra y era empezar un poco de cero.

La subespecialidad de neuropediatría es muy poco frecuente.
—Cada vez hay más que eligen hacerlo, pero hay pocos pediatras. Siempre quise hacer neurología. Me entusiasmó profesionalmente poder empezar algo desde cero.

¿Se llegó a plantear rechazar la oferta de trabajo en Ibiza por el tema de la vivienda o el catalán?
—Lo del catalán se lo pregunté al doctor Bonet, porque no lo hablo pero probablemente sí lo comprenda porque hablo tres idiomas, italiano, castellano e inglés. Le pregunté si me obligarían hablarlo o escribirlo. Creo que terminaría hablándolo, no deja de ser una lengua latina y tengo una base. Vengo de Navarra donde me hablaban en euskera y no entiendes. Si en algún momento tengo que aprender catalán, no tengo pegas para hacerlo. Por mi trabajo el idioma es un impedimento porque mi conexión es con el niño, necesito interactuar con él. El niño habla el ibicenco o el catalán, te entienden el castellano pero te responden en ibicenco y con los muy pequeños los padres me tienen que traducir alguna palabra o frase.

¿Qué necesidades ha detectado de la población infantil?
—La primera pregunta que me hace la mayoría es si voy a estar en la próxima consulta, cuando les digo que nos vemos en seis meses, el miedo a que no esté. Yo les planteo que me digan cuáles son las necesidades más urgentes que tienen que solucionar e iremos solucionando esa e iremos viendo las otras. No puedo solucionar todos los problemas en una sola consulta.

¿Estará en la siguiente consulta como le preguntan?
—Me gustaría estar, si no hay ningún cambio.

¿Hay coordinación con otras especialidades como salud mental infanto juvenil?
—He estado en contacto con pacientes de psiquiatría infantil que me derivan. Nos hemos estado coordinando.

También hay casos de niños con enfermedades raras que no se pueden atender en Ibiza. ¿Se ha encontrado con algún caso?
—Aún no me he encontrado con ningún caso, como una epilepsia difícil de manejar que se tenga que tratar en una unidad de epilepsia. Sí que he tenido casos de niños con muchas patologías y he pedido estudios genéticos.

¿Se pueden hacer estudios genéticos en Can Misses?
—Sí, se pueden hacer y muchos. Para mí es fundamental porque puedes asesorar a la familia cuando te preguntan si pueden buscar otro hijo o si tienen posibilidades de tener algún problema. Por otro lado, por el pronóstico del niño. A lo mejor no me cambia el tipo de tratamiento pero sí el pronóstico, decir que determinados síndromes tienen más riesgo de tener, por ejemplo, problemas cardiacos o digestivos. Entonces haremos un seguimiento con Cardiología o Digestivo para que te vean. Eso te facilita tener la genética. Hoy en día se está avanzando mucho en la terapia génica, el tratamiento de enfermedades genéticas, la modificación del gen para tratar la causa pero son muy pocas las enfermedades aprobadas, como la atrofia de la médula espinal. No les voy a cambiar el tratamiento por tener el diagnóstico pero sí lo que le puedo decir a la familia, que hay que controlar algo o tener más cuidado en alguna cosa. Es una ayuda en el seguimiento.

También alude a la coordinación con otras especialidades.
—El equipo trabaja muy coordinado. Tengo pacientes ahora con Cardiología, que tienen síndromes que implican una malformación cardiaca y un retraso del desarrollo. Con el doctor Costa, que lleva Cardiología Infantil, tenemos varios pacientes en conjunto. Al ser un equipo pequeño de pediatras es muy fácil la coordinación.

Algo bueno tiene que tener que sean pocos pediatras porque esa es una de las necesidades que hay.
—Se necesitan más por la cantidad de niños que hay pero el hecho de ser un grupo reducido y que se conozcan muy bien entre ellos hace que la dinámica del día a día sea más fácil. Estoy muy a gusto con el equipo. Además, para mi todo es nuevo y si tengo que preguntar cómo hacer algo están ahí.

¿Qué tipo de patología es la más frecuente que suele ver en su consulta de neuropediatra?
—Es muy surtida la neuropediatría. Como grandes ejes, veo epilepsia, alteraciones del desarrollo y también estoy viendo muchas cefaleas, creo que los niños están muy estresados. Es una consulta bastante frecuente. Ha aumentado mucho la incidencia de cefaleas en países del primer mundo, se le carga al niño desde muy pequeño con exigencias que a lo mejor antes no tenían.

¿Puede influir ese aumento de las cefaleas en el uso de consolas y videojuegos?
—Sí, hay publicaciones que hablan de eso y la vista también. Hay un cansancio visual. La cefalea es posterior y no es sólo debido al estrés.

¿A qué edad es la más frecuente que acudan a la consulta por cefaleas?
—Alrededor de los ocho, diez o doce años pero también tengo niños de seis o siete años. Eso es lo que me llamó mucho la atención. En las consultas que he visto ahora he visto muchas cefaleas.

¿En Navarra atendía también tantas cefaleas?
—Sí, pero yo estaba en la parte privada e iban en busca de una segunda o tercera opinión, pero también se veían demasiadas.

¿Qué se necesitaría para neuropediatría en Can Misses?
—Tengo que tener en cuenta donde estoy, un hospital comarcal, y no puedo pretender tener una unidad de epilepsia o un neurocirujano. Faltarían más pediatras para poder hacer una mejor atención. Tengo lista de espera y si hubiera un segundo neuropediatra esa lista no sería tan larga.

¿Qué lista de espera tiene?
—Es larga pero no lo se. Hubo una temporada en la que no había nadie. He empezando una consulta por la tarde a la semana para ir avanzando la lista de espera.

¿Cómo promocionaría el hospital Can Misses para que vinieran más pediatras?
—Yo creo que al español le da un poco de miedo marcharse de la península y aquí se siente un poco aislado, más allá del hospital. A mis amigos les digo que hay resonancia, neurofisiología, posibilidad de comunicarme con Neurocirugía si lo necesito y derivar a Palma. No siento que me falte algo para hacer un buen trabajo. Tengo Genética que es fundamental. Tengo acceso a todo. De hecho, los niveles de fármacos de epilépticos que se les hace de forma rutinaria a los niños con epilepsia los puedo pedir yo. Entiendo que los mandan a Palma, pero tengo la posibilidad de que se haga la extracción aquí y que el niño no se tenga que mover de Ibiza y yo tengo el resultado al poco tiempo para hacer el ajuste del tratamiento. No me veo limitada, lo que asusta mucho es el aislamiento, que es una isla. Si necesito irme, me cojo un avión o un ferry. No veo ninguna dificultad.

El precio de la vivienda es un obstáculo.
—La vivienda frena mucho. Salvo las grandes ciudades, consigues un piso por la mitad de lo que pagas aquí. Cuesta mucho.

¿Pasó por la residencia para profesionales?
—No, he conseguido un piso por un año pero me costó. Fue difícil.