Fanny Tur: «Antonio Hormigo a lo largo de su vida se comportó como el artista antidivo, siendo una persona muy cercana y con los pies en la tierra». Pep Tur: «Siempre me encontré con un artista humilde, nada endiosado y que vivía por y para su obra». Elena Ruiz Sastre: «Le tenía muchísimo aprecio y cariño porque ante todo era una muy buena persona y muy honesta». Lina Sansano: «Cuando le conocí me sorprendió encontrar una persona de gran calidez, humilde, afable y muy trabajadora, unos rasgos que ha mantenido a lo largo de su vida». Carles Guasch: «Él era el antidivo, recuerdo con especial cariño las tardes de tertulia en su estudio de Sant Antoni, donde se podía charlar con él de todos los temas, desde el arte a la vida, y siempre de forma amena y divertida».

Son cinco testimonios que recogí antes de ayer cuando nos enteramos de la noticia del fallecimiento de Antonio Hormigo. Cinco nada más pero resumen a la perfección cómo era este portmanyí. Mucho se hablará estos días sobre su aportación al arte de las Pitiusas y del Mediterráneo y de su trabajo, impresionante por cierto, dando vida a la madera como sólo él sabía, pero pocos repararán en un detalle: Su magnitud como persona.

Es cierto que, cuando alguien se muere, todo el mundo habla maravillas. Faltaría más salirse del guión. Pero es que en este caso no hace falta ser políticamente correcto. Antonio era, como pude comprobar en persona, el perfecto ejemplo del antidivo, de la persona que tiene los pies en el suelo y que siempre te trata de tu a tu. Él, con todo lo que era y había hecho. Siempre amable y siempre cercano. Precisamente ahora que vivimos en tiempos en los que cuando uno pinta un cuadro, hace una escultura y escribe un libro piensa que, como solemos decir en Madrid, «desciende de la pata del Cid».

Es cierto que estaba pachucho pero siguió trabajando casi hasta el último día. Por eso no le perdonaremos que no haya podido aguantar solo un poco más y que se nos haya ido ahora, dejando, como dijo Fanny Tur, huérfano al arte de las Pitiiusas. Precisamente ahora que estamos tan faltos de referentes en todos ámbitos de la sociedad como la cultura, el deporte o la política. Justo ahora que estamos tan escasos de antidivos. No era el momento, como nunca lo es cuando alguien querido se va dejando un gran vacío, pero los que te conocimos siempre sabemos que más allá de tu huella como artista de referencia, dejarás un enorme legado como persona.