Estación de autobuses. La mayoría de los usuarios aseguran estar contentos con el hecho de tener una estación en la isla, pero no tanto con el servicio que dan los autobuses. | DANIEL ESPINOSA

Muchos de los usuarios habituales del Cetis no terminan de encajar el cambio que han sufrido algunas paradas urbanas con la reapertura de la estación de autobuses, como tampoco la falta de información y la reducción de frecuencias en algunas líneas de cara al verano.

Es el caso de Sagrario, quien vive en ses Salines, a escasos metros de la discoteca DC-10. Usa de lunes a viernes el servicio de transporte público de la isla y, a su juicio, no responde a las necesidades de los ciudadanos; menos aún de aquellos que tienen que hacer uso del autobús a horas tempranas para ir al trabajo.

«Yo salgo en bici hasta Sant Jordi, luego allí cojo un autobús al Cetis y luego otro para ir a Puig d’en Valls, donde trabajo. Me levanto a las 5:30 de la mañana para entrar a las 8», dice. «Cuando cojo la línea 10 me tengo que parar en avenida España porque si no no llego al siguiente para estar en hora en el trabajo», añade. Para ella, la solución pasa por «coordinar» de otra manera las líneas.

Además, coincide con Francisca –también usuaria de la línea de Eivissa a Puig d’en Valls– en que se han reducido las frecuencias de cara al verano. «El bus pasa cada hora y cuarto cuando antes lo hacía cada 30 minutos», dice Francisca al tiempo que añade que «nadie nos ha avisado de esto».

Lleva 54 años viviendo en este pueblo y dice que «en vez de avanzar, retrocedemos; es una vergüenza». Por problemas médicos ha tenido que dejar de conducir y, aunque coge el autobús entre dos y tres veces al día, asegura que nunca sabe cuánto le va a tocar esperar. «Y vas a preguntar y tampoco lo saben», añade.

Y es que en el puesto de información del Cetis se pueden ver los horarios desde la estación y hasta la misma, pero no la de las diferentes parroquias de la isla.

En el caso de otra usuaria del transporte público que, por temas laborales, coge todos los días un autobús de Sant Miquel a Eivissa, no hay pegas. «Hay pocas frecuencias con este recorrido, pero a primeros de junio empezaron con algo más. No me quejo porque suele salir en hora», dice.

Aunque muchos se quejan de la falta de información que proporcionan en las taquillas y del funcionamiento de algunas líneas, la mayoría coincide en que es un acierto la apertura de la estación, más ahora que empieza el calor. Sin embargo, critican que se hayan eliminado paradas urbanas y tengan que ir «cargados de bolsas» por toda la ciudad. Críticas también ante el hecho de que se vendan billetes en la estación a pesar de que el autobús, en ocasiones, llega lleno al Cetis y no pueden subirse nuevos usuarios.

«Si todas las líneas fueran como la 10 [la que llega hasta el aeropuerto], fliparíamos», dice Sagrario quien teme que se acabe el verano porque pasará de tener autobús diario a ses Salines, a poder usarlo solo tres días a la semana. «Volveremos a estar aislados totalmente. Se ponen autobuses de cara a vender una imagen, pero los de aquí seguimos viviendo ahí. Vendemos una imagen que es mentira», critica.

En cuanto a que se haya eliminado las paradas urbanas de la L35, desde el Consell d’Eivissa informaron que se está ultimando una resolución con los cambios de la línea después de que un grupo de jubilados recogiera casi 100 firmas para que se recuperaran. Y es que, según explica Nieves, una de las afectadas de la supresión, antes llegaban al centro de Vila para hacer sus compras y ahora tienen que recorrerse la ciudad cargados de bolsas.
Además, desde la máxima institución insular explicaron que también se recuperarán las paradas antiguas en cuanto se apruebe dicha resolución.