La artista austriaca.

Una de las pintoras más interesantes que pasaron por Ibiza fue la judío-vienesa Lene Schneider-Keiner (Viena, Austria, 1885 - Cochabamba, Bolivia, 1971), mujer intelectualmente muy bien dotada, con carácter, espíritu aventurero e imaginario propio; viajó por casi todo el mundo, desde Trebisonda a Baku, desde Marruecos a la Cochinchina pasando por América, Siam, Tíbet, por tantos países exóticos que cuando los visitó Lene estaban todavía por malear, sin globalizar ni multiculturizar, y gozaban de la pureza de su civilización que lógicamente deslumbraba al occidental.

El padre de Lene, Sigmund, era pintor, de modo que debió inculcarle a su hija el gusanillo del arte. En 1910, nuestra protagonista se casó con Ludwig Kainer que fue un cartelista, ilustrador y dibujante notable, lo conoció en París, pero no debieron ir bien las cosas porque no acompañó a su mujer a Ibiza (1932-1933).

La carrera pictórica de Lene se forjó en Alemania donde llegó a ser conocidos por sus pinturas de toque erótico. De modo que cuando llegó a Ibiza ya era famosa, aunque en nuestra Isla nadie sabía quién era…

Nuestra dibujante (que no dibujanta) iba siempre con su carpetilla, sus acuarelas, con su recio papel de dibujo con gramaje y sus lápices con la intención de pillar retazos del paisaje o de la vida cotidiana de los lugares en los que vivió.

De Ibiza pilló y plasmó innumerables dibujos que, afortunadamente, se conservan en perfecto estado en el Leo Baeck Institute de Manhattan que tiene una biblioteca y un impresionante archivo dedicado al mundo judío (judaica). Hay en esta institución muchos papeles de Baleares todavía por estudiar, por ejemplo las cartas de Arthur Segal, el gran pintor vanguardista judío-rumano que llegó a Mallorca huyendo también de los nazis y que tuvo un hijo, Walter, arquitecto, que pasó un tiempo en las Pitiusas estudiando su arquitectura, lo que en parte le sirvió para diseñar un modelo de casa prefabricada, hito de la arquitectura moderna.

El carrer del Portal Nou
Una de las acuarelas de Lene Schenider que se conservan en el Instituto Leo Baeck es la que mide 33x40, centímetros. En ella aparecen las pintorescas escalinatas del carrer del Portal Nou, uno de los rincones más fotografiados y más icónicos de Ibiza. En esta acuarela esa zona de Vila se muestra no rebosante de turistas, sino de la vida cotidiana de antaño que tanto entusiasmó a innumerables intelectuales europeos, algunos de ellos llegaron a Ibiza huyendo de los nazis precisamente por ser artistas modernos y por ser judíos. Los nazis consideraban que la vanguardia artística era un movimiento de degenerados.

Su etapa ibicenca
Se instaló Lene primero en Mallorca en 1932 (había una colonia de alemanes tanto en El Terreno como en Cala Ratjada). Desde Palma hizo por lo menos un viaje a Barcelona, porque en 1932 expuso en las famosas Galerías Layetanas óleos y acuarelas con escenas mallorquinas. Un poco más tarde, en 1933 sentó sus reales en Dalt Vila, donde montó una pensión, con sala de baile y bar de copas, llamada Ca Vostra, que decoró puntillosamente y en la que costaba dormir 10 pesetas.

No le quedo otra que irse de Ibiza cuando estalló la guerra civil. Se marchó entonces a Nueva York, donde precisamente acabaría el grueso de sus dibujos ibicencos. En realidad, Lene siguió el paso de otros intelectuales alemanes acosados por el nacionalsocialismo, un caso muy parecido, al que ya nos hemos referido, es el de Arthur Segal que vivió en la calle Santa Rita de El Terreno, en Palma, con muchos problemas económicos, teniendo que irse muy de mala gana a Londres porque la guerra civil se le echaba también encima…

Lene Schneider murió en Cochabamba (Bolivia) donde vivía con su hijo que montó allí, en la década de los cincuenta, una fábrica textil dada la enorme riqueza de las telas típicas indígenas. En los cincuenta Lena volvió a Ibiza a recoger parte de los muebles y los materiales que dejó aquí cuando tuvo que salir rumbo a Nueva York.

En el archivo de la Leo Baeck Institute se aprecia también un álbum en el que Lene iba pegando los recortes de las críticas de los periódicos de sus exposiciones y los dibujos, sobre todo de viajes, que se imprimían en varias revistas mundiales. Allí también guardó algunos recortes de Mallorca y también de Ibiza.