Uno de los socavones en las dunas usado como escondite de los productos de venta ambulante

El Ayuntamiento de Sant Josep ha tramitado entre el mes de junio y lo que ha transcurrido de julio 46 denuncias por venta ambulante en la playa de Ses Salines, mientras que ya suma 178 en el conjunto del municipio. También se han intervenido ocho vehículos y un equivalente a ocho contenedores de material del que nadie se ha hecho responsable.

Con respecto a las sanciones con que se castiga esta actividad ilícita, las multas oscilan entre los 1.500 y los 30.000 euros. Acerca de la vigilancia destinada a evitar que la gente acceda a las dunas, indican que si los agentes de la Policía Local e encuentran en ses Salines y detectan esta actividad ilegal, se puede denunciar, pero «hay tantos frentes abiertos en ses Salines que simplemente no se llega».

Por su parte, la Conselleria de Medi Ambient, Agricultura i Pesca del Govern balear no ha recibido ninguna acta levantada por los Agentes de Medio Ambiente (AMA) por venta ambulante. Desde la Conselleria aseguran que la «presión antrópica» en general representa una amenaza para las dunas que se ubican inmediatamente detrás de la zona de baño de las playas de ses Salines y es Cavallet. Asimismo, afirman no tener constancia de ninguna actividad realizada dentro del sistema dunar, y aclaran que los comportamientos individuales siempre se han resuelto «satisfactoriamente».

También señalan que «el primer esfuerzo es, sin duda, el de concienciar a la población», puesto que «si la gente tuviera claro por qué no debe transitar por un sistema dunar protegido, no sería necesario destinar recursos públicos a su vigilancia».

Por su parte, Joan Carles Palerm, presidente del GEN, aboga por más vigilancia, aunque especifica que el problema que generan los vendedores ambulantes es «relativo», pues la proporción de los que deciden esconder sus productos bajo las dunas es «ínfimo». Indica que el mayor problema para el Parque Natural de Ses Salines es el cruising –la práctica de sexo tras los cordones que delimitan el espacio dunar protegido– que se da en la playa de ses Salines y, especialmente, en ss Cavallet, aunque también dañan el sistema dunar los «domingueros» que acuden a tomar el sol y pasar el día.

Acerca de las medidas que se deberían tomar, reseña que hay cordones y carteles que prohíben la entrada al espacio dunar, pero «la realidad es que la gente se los salta», por lo que es partidario de una mayor supervisión, y critica que no haya suficiente personal dedicado a labores de vigilancia. Además, también propone destinar un mínimo de trabajadores que acuda algunos días por semana, al principio para informar y posteriormente para sancionar. Palerm comenta estar seguro de que los locales que ofrecen servicio en la playa podrían ayudar en los trabajos de supervisión, pues son «algunos de sus clientes» los que contribuyen a destrozar el sistema dunar.

Una barrera natural al viento
Palerm comenta que los visitantes de la playa que entran por la parte de las dunas más cercana a la costa son quienes causan el mayor impacto en el correcto funcionamiento del sistema dunar. Con respecto a cómo funciona este sistema, explica que el espacio dunar está conformado por tres líneas. La primera línea de arena, ubicada tras la zona de baño, es muy débil porque se compone de arena de escasa consistencia que es fácilmente arrastrada por el viento y no tiene capacidad para retener el agua que recibe, por lo que solo logra arraigar una vegetación muy particular que florece y echa semillas muy pronto y vive durante pocas semanas. Sin embargo, según explica Palerm, pese a su carácter exiguo estas plantas desempeñan una función fundamental, pues ejercen de barrera y favorecen que el viento se eleve y forme las dunas que servirán de sustrato a las plantas situadas en la segunda línea del sistema dunar, en la que aparece el barrón, una especie de gramínea que hace que la duna termine de consolidarse. Por lo tanto, si se entra desde la zona cercana a la costa, al pisotear la arena se abren ‘caminos’ que propician la entrada del viento, que arrasa la arena de las dunas de la segunda línea, con lo que se elimina el sustrato en esa área y los árboles mueren tras quedar expuestas sus raíces a la vista, como denuncia Palerm que sucede en la playa de es Cavallet en partes antes cubiertas por la arena.

Vicent Roig, conseller insular de Gestió Ambiental, opina que es necesaria la cooperación de operativos para erradicar las actividades de venta ambulante y se posiciona a favor de aumentar la vigilancia. En lo referente a los problemas que la presencia humana genera en el sistema dunar del Parque Natural de Ses Salines d’Eivissa i Formentera, destaca que la Direcció General d’Espais Naturals i Biodiversitat está estudiando el tema.