El acusado declaró asistido por una intérprete ante el tribunal de la sección primera. | LUCÍA HERAS

Seis años de prisión y prohibición de aproximarse a menos de 100 metros o comunicarse con la víctima durante un periodo de ocho años. Es la condena impuesta por un tribunal de la sección primera de la Audiencia Provincial para el hombre acusado de agredir sexualmente a una mujer de 86 años, vecina de Sant Josep.

La sentencia también impone para el acusado una medida de libertad vigilada por un periodo de cinco años, una actuación a ejecutar tras el cumplimiento de la pena de prisión de seis años.

Asimismo, en concepto de responsabilidad civil, el acusado deberá indemnizar a la víctima con 4.902 euros por las lesiones y secuelas causadas tras el ataque sufrido en el interior de su vivienda.

El condenado, Hassan N., con antecedentes penales por robos con violencia, se encuentra en prisión provisional desde el 2 de febrero. La Guardia Civil lo localizó y detuvo después de una laboriosa investigación, ya que el individuo se movía por toda la Isla y vivía de ‘okupa’.

Hechos probados
Los hechos juzgados ocurrieron el 13 de diciembre de 2018 en el interior de una vivienda del núcleo urbano de Sant Josep.

En el apartado de hechos probados, la sentencia indica que en torno a las 18.00 horas, aprovechando que la puerta de la casa estaba abierta, el acusado accedió a la misma. Relata que tras entablar una conversación con la mujer de 86 años, «le dio un beso en la mejilla y, tras cerciorarse de que la mujer estaba sola en la casa, y aprovechando tal circunstacia, se abalanzó sobre la mujer, cogiéndola por los brazos y las muñecas y la empujó de manera reiterada, zarandeándola, contra una mesa del comedor con la intención de tumbarla sobre ella, llegando a relizar una serie de tocamientos en la zona interior de las piernas».

La sentencia continua señalando que la víctima «cayó al suelo como consecuencia de este acometimiento». Ya en el suelo la mujer «gritó de manera insistente para pedir ayuda, ante lo cual, y para evitar que alguien pudiera auxiliarla, el procesado le tapó la boca con la mano y, con la finalidad de obterner placer sexual, y aprovechándose de la indefensión de la víctima por su edad y por el hecho de encontrarse en el suelo, el procesado se puso sobre ella. En un momento determinado la mujer logró morder el dedo del agresor y pudo volver a pedir ayuda».

Una vecina escuchó los gritos y sorprendió al hombre sobre la mujer. El individuo negó los hechos y acarició en reiteradas ocasiones la espalda y brazos de la vecina que había acudido a auxiliar a la víctima. La mujer se zafó del agresor y le pidió que saliese de la casa, hecho que hizo pasado unos minutos, relata la sentencia.

El juicio
En el juicio celebrado el pasado 5 de julio, el acusado negó los hechos. «No entré ni para robar, ni para violar» y «jamás besé o toqué los glúteos de la mujer», subrayó a preguntas de su defensa. Relató que estaba lloviendo y entró en la casa para resguardarse y porque vio la puerta abierta. Añadió que había bebido mucho y que también se encontraba bajo los efectos de drogas como la cocaína o el MDMA. Añadió que al entrar se topó con la dueña y que la mujer se cayó, sin que él la empujase, y que, posteriormente, le intentó ayudar a levantarse.

Por su parte, la víctima, de 86 años, afirmó que pasó «muchísimo miedo» y que aún lo tiene.

La Fiscalía remarcó que el acusado había incurrido en varias contradicciones y resaltó que el relato de la víctima «es contundente», por lo que mantuvo su petición de pena de siete años de prisión y una indemnización de 9.152 euros. «Entendemos que el acusado ejerció fuerza para doblegar la voluntad de la víctima», subrayó la fiscal en la vista.