El gran castillo de fuegos artificiales del Vuit d’Agost cautivó tanto a turistas como a residentes. | T. PLANELLS

Tanto turistas como residentes pudieron disfrutar la medianoche de ayer del gran castillo de fuegos artificiales que puso el broche final a las Festes de la Terra y al Vuit d’Agost.

Puntual y durante casi un cuarto de hora, el cielo se llenó de color y ruido en forma de decenas de figuras, tanto bolas como palmeras, círculos o espigas. Y es que una ocasión tan importante no merecía menos. Los aplausos y vítores de los espectadores indicaron que el despliegue de luz había cautivado a la mulitud un año más.

Sin duda, lo más impactante fue la traca final. Durante algo más de dos minutos, se pudo ver encendido el cielo con bolas de colores amarillos, naranjas y rojos cuyo estruendo podía oírse desde cualquier punto del municipio y fue acompañado por las sirenas de los barcos atracados en el puerto.

Un año más, el espectáculo organizado por el Consell d’Eivissa, a cargo de Ricasa, hizo las delicias de los ibicencos y fue una gran despedida hasta el próximo Vuit d’Agost. Molts anys i bons, estimada Eivissa!