La activista medioambiental María José Estarellas. | Arnau Camarena

El pasado domingo la activista medioambiental María José Estarellas sufrió las amenazas y el acoso de un individuo mientras trataba de tomar vídeos y fotografías, junto a otros voluntarios, de la práctica ilegal de actividades náuticas en el Parque Natural de Ses Salines de Ibiza.

Estarellas, que consiguió el Premio al Mérito Ciudadano del Consell d’Eivissa en 2017, afirmó que ésta ha sido «la primera vez que siento miedo en siete años de activismo medioambiental», ya que lo que empezó como un conato de agresión verbal e insultos a la orilla del mar continuó minutos después en un bar cercano ya en forma de acoso y amenazas. «Me dijo que me iba a acosar a partir de ahora y que va a dedicar su tiempo libre a perseguirme igual que yo estoy haciendo con ellos», declaró la activista. Por suerte, la Guardia Civil acudió poco después al lugar de los hechos, donde tomaron declaración a ambas partes y la tensión no llegó a más.

Concretamente, lo que María José Estarellas y sus compañeros pretenden denunciar es la invasión ilegal de embarcaciones de empresas chárter que sufre la zona de la Escuela de Vela de Ses Salines. «Pedimos que se regule, que haya una serie de fondeos ecológicos, pero estas actividades de los chárter deben cesar», destacó.

Cala Saona

Justo el mismo día en Formentera el socorrista de Cala Saona, Dani Aguilera, también fue agredido verbalmente por unos turistas italianos tras advertir a uno de ellos sobre una acción irresponsable contra el medioambiente.

El socorrista llamó la atención a un joven que apagó su cigarrillo en el agua y lo enterró en la arena. «El chaval reaccionó muy bien, pidió disculpas y lo comenzó a buscar», relató. Sin embargo, cuando Dani decidió poner el hecho en constancia de las autoridades por si creían pertinente poner una multa, «mientras estaba hablando por teléfono los amigos empezaron a acosarme», explicó.

Así, el socorrista optó por pedir al 112 una patrulla de la Guardia Civil. «Por suerte, vinieron dos hamaqueros cuando vieron la situación y entonces recogieron sus cosas y desaparecieron antes de que llegasen».

Pese a que este suceso se quedó tan solo en un mal trago, según Dani Aguilera «es un aviso del tipo de reacciones que tiene la gente cuando les llamas la atención». Aunque la gente no suele ser violenta «la mayoría se ofende», admitió.

Aguilera está convencido de continuar su particular lucha y asegura que no está solo en ello. No obstante, según advirtió, todavía «falta mucha cohesión» entre agentes de la sociedad, instituciones y autoridades. Aprovechó la ocasión para pedir mejor señalización, más multas y, sobre todo, no cesar en las labores de concienciación.