Dos mujeres fotografían los fuegos artificiales que se lanzaron desde s’Illa de ses Rates. | Toni Planells

Un año más, las fiestas del barrio de ses Figueretes se han despedido con el tradicional castilllo de fuegos artificiales. Sin embargo, el de ayer supo a poco por su corta duración, lo que provocó la indignación de muchas de las personas que se congregaron en la playa.
El último día de celebraciones comenzó a las 20.30 de la tarde con el torneo de ajedrez que captó tanto a mayores como a pequeños.

Pero las ganas de fiesta y de diversión se vieron reflejadas a partir de las nueve y media de la noche, hora en la que una multitud de ibicencos y turistas curiosos se congregaron frente al escenario de ses Figueretes para escuchar la música de Morning Drivers, que amenizó la velada y preparó a los presentes para lo que estaba por venir.

Poco antes de la medianoche, la playa urbana y el recién estrenado paseo se inundaron de público que venía de todos los puntos de la isla para ver los fuegos de despedida, muchos prevenidos con «chaquetita por si refresca» y otros muchos con el bañador y la toalla en la mochila.

Los colores inundaron el cielo durante apenas ocho minutos, deleitando a los que estaban ante el mar contemplando el espectáculo, que incluyó castillos, figuras, espirales e intermitentes que trazaron bellos dibujos de colores sobre la ciudad. Y la luna llena. Eso sí, a muchos les pareció demasiado breve, sobre todo si se tiene en cuenta que este año se celebraba el 40 aniversario de la asociación de vecinos.

Como siempre, el broche de oro vino de la mano de una traca final que dejó al público sin habla pero sí con muchas ganas de aplaudir y vitorear, demostrando que se habían quedado con ganas de más.