El alcalde de Sant Josep, Josep Marí Ribas, y el teniente de alcalde Ángel Luis Guerrero, ayer, en la zona. | MARCELO SASTRE

El alcalde de Sant Josep, Josep Marí Ribas Agustinet, y el teniente de alcalde Ángel Luis Guerrero se personaron ayer en la zona de la fiesta ilegal para seguir el operativo de desmantelamiento de la misma. Tras una mañana de infarto y con mucha tensión, tal y como reconoció Agustinet, el alcalde josepí lanza un mensaje claro: «Que sirva de aviso a navegantes sobre la manera que tenemos de responder ante esto. A quienes pretendan seguir por este camino decirles que recibirán la contundencia de un ayuntamiento que se preocupa por este problema y que tiene la suerte de tener la colaboración de otros municipios y organismos y actuar con seriedad». El alcalde de Sant Josep agradece la colaboración de los municipios de Sant Antoni y Santa Eulària, así como de la Guardia Civil, el 061, Protección Civil y la Policía Local de Sant Josep. «Hemos dado una respuesta rápida y contundente de lo que Ibiza debe hacer ante esto porque si no, me parece que vamos por muy mal camino. Si no somos capaces de controlar esto, no vamos bien», precisa Agustinet, quien insiste en que las fiestas ilegales se deben perseguir por varias razones.

Entre ellas destaca que «si no están autorizadas y permitidas, no se pueden consentir. No podemos permitir que Ibiza se convierta en un campo abierto donde cualquier cosa es posible». También destaca que se deben atajar por la propia seguridad de las personas que van allí, al tiempo que destacó que este tipo de actividades ilegales comporta «deterioro y erosión en los espacios naturales protegidos por la concentración de gente, de coches y bebidas, por ejemplo». El alcalde insiste en que la de ayer fue una «respuesta rápida y contundente y prudente porque actuamos de manera correcta en el sentido de que a las cuatro de la mañana no era momento de actuar porque hubiera sido un desastre. Hemos esperado a la mañana para actuar y hemos visto que la respuesta de organizadores y asistentes ha sido insportable y agresiva. No puede ser que se reboten de esa manera y se pongan a repartir palos a los agentes». Durante el dispositivo, además, se procedió a la recogida de diferentes perros, algunos de ellos de raza peligrosa, de los asistentes.

Un problema
Agustinet reconoce que las fiestas ilegales son un problema. Hace unos años «se producían más en villas; nos daban muchos problemas y atajamos el tema dando la posibilidad de actuar contra los dueños de las casas porque normalmente se alquilaban para estas cosas. Es cierto que se siguen produciendo, pero son más pequeñas». A las fiestas ilegales en villas se suman ahora las ilegales en parajes naturales. «Se piensan que es terreno público, que no es de nadie y se comunican por métodos modernos de ubicación telefónica y GPS y nadie más lo sabe, solo los organizadores y quienes tienen pensado asistir», explica Agustinet, quien afirma «estar convencido» de que es «un negocio organizado; no tenemos constancia de que hayan cobrado entrada porque no tenemos pruebas, pero estamos convencidos, y lo digo con toda contundencia, de que esta gente sabe lo que hace. No es una fiesta altruista como dicen a veces porque las ‘discos’ son caras y ellos proponen una fiesta alternativa y van de modernos, no.

Es un negocio porque hemos visto unos equipamientos muy potentes, que valen dinero y han escogido el sitio bien porque es apartado y escondido, en una zona boscosa». En este sentido, destaca que ayer había una «gran concentración de vehículos y camiones preparados y había mucha gente, digamos, perjudicada físicamente; la fiesta les causó estragos». Se trata de la primera gran fiesta ilegal en paraje natural que se aborta en Sant Josep, aunque, tal y como destaca el alcalde, han suspendido algunas otras más pequeñas en lugares como Cala d’Hort.