La manifestación terminó en el paseo de Vara de Rey con un manifiesto que reivindicaba la mejora de las condiciones de trabajo de las ‘kellys’. | MARCELO SASTRE

La primera huelga de las camareras de piso en España, celebrada en Ibiza durante las pasadas 48 horas, se cerró ayer por la tarde con una manifestación en la que participaron en torno a 600 personas. Durante la jornada de paro hubo una participación del 33% de las trabajadoras, según la Confederación General de Trabajadores (CGT).

Sobre las 19.00 horas ya había gente concentrada en el parque de la Paz para emprender una marcha que reivindicó mejoras laborales para las kellys que concluyó en el paseo Vara de Rey. Había mucho ruido de bocinas y silbatos. Aún así, Marcia Torres se había desplazado a una tienda cercana a comprar más silbatos. «Hoy se nos va a oír», le decía una amiga suya mientras recibía su herramienta sonora.

Motivos para gritar
Para Marcia, la de ayer era una tarde para reivindicar. «Queremos una jubilación anticipada, que toda enfermedad que sufrimos en nuestro trabajo pase por la mutua. También queremos hablar del exceso de trabajo que muchas compañeras sufren».

A pesar de reconocer que en su lugar de trabajo se habían hecho mejoras en el equipamiento, confesaba haber sufrido «dolores lumbares, de codo, de muñeca, de rodilla...es casi todo el cuerpo» con los que a veces trabaja y cuando van a peor le suponen coger la baja.

Sonia Chapinal trabaja en hostelería. De vez en cuando también ejerce como camarera de piso y sabe bien lo que «sufren» sus compañeras. «Tenemos que llegar a un punto en el que no haya tanta explotación. Hay que regular el número de habitaciones que se hacen y reconocer ciertas enfermedades, como la lumbalgia, que son comunes en esta profesión como enfermedades laborales», planteaba.

«Qué habrá ‘pasao’»
Entre un ruido ensordecedor de bocinas y silbatos, la marcha salió puntual del parque de la Paz y enfiló la calle Balears para tomar la avenida España en dirección a Vara de Rey.

Por el camino se pudieron oír consignas como «Las kellys unidas jamás serán vencidas» o «que habrá pasao, que habrá pasado, que todas las kellys nos hemos juntao».

Mucha gente se asomaba a los balcones, seguramente debido al ruido, e incluso alguno apoyaba con palmas las reivindicaciones de las camareras de piso que marchaban tras una pancarta que exigía «La jubilación anticipada, menos carga de trabajo» y el cese de «la explotación laboral».

Durante el recorrido, la portavoz de las kellys, Milagros Carreño, arengaba a sus compañeras recordándoles el papel de representantes de todo el colectivo que ejercían en la manifestación y como «los empresarios se compran sus coches y sus yates a costa» de su salud». Una salud que valoraba que «no tiene precio».

La marcha tuvo una parada frente a la sede de Pimeef en la avenida España para mostrar su descontento con la patronal hotelera, en la que también se gritaron consignas contra la explotación que consideran que sufren por parte de los empresarios hoteleros.

En el paseo Vara de Rey, casi llegando a la calle Comte de Rosselló, Carreño leyó el manifiesto del colectivo en el que recordó que este es ya el tercer año de movilizaciones.

Las ‘kellys’ justificaron la convocatoria de huelga tras haber mantenido reuniones con el Govern balear y agentes sociales y económicos sin avances. En este sentido quisieron mostrar su «absoluta decepción» con los sindicatos UGT y CCOO que no habían apoyado la huelga.

Denunciaron que no se han puesto en marcha la Proposición no de Ley relativa a la mejora de las condiciones laborales en la hostelería balear y el Acuerdo para el empleo de calidad en el sector de hostelería de las Illes Balears, que podrían «cambiar el día a día» de las camareras de piso si se cumpliesen.

Pidieron «que se cumpla la ley», «aumentar las plantillas» para reducir carga de trabajo, que se realicen estudios de carga de trabajo, el reconocimiento de sus enfermedades laborales, el derecho a la jubilación anticipada.

La jornada concluyó con la lectura de otro manifiesto del Movimiento Feminista de Ibiza y unas palabras de apoyo del secretario general de la CGT en las Pitiusas, Rafa Sánchez.