Yoyo hacía ayer limpieza en su tienda y llenaba bolsas con todo el material afectado por el agua. | MARCELO SASTRE

Después de la tormenta, llegó la calma y también el momento de hacer limpieza y valorar las consecuencias de los más de 33 litros por metro cuadrado que las lluvias de este martes dejaron en la ciudad de Ibiza.

Aunque la mayoría de locales de la fachada marítima donde el agua se coló durante la hora que duró la tormenta ya habían limpiado, «el olor sigue siendo muy desagradable», aseguraba Joaquín Manuel Senén, vicepresidente de la Federación de Vecinos y Comerciantes de la Marina.

Dos barcos limpiaban durante la mañana de ayer los restos de los vertidos fecales en el puerto de Ibiza. Mientras, las terrazas de cafeterías estaban prácticamente vacías. «Mejor no respirar por aquí», comentaban entre ellas un par de chicas al pasar por la zona. Mucho menos sentarse a tomar algo.

La Marina
El agua inundó varios comercios de la Marina que aún este miércoles dedicaron gran parte de la jornada a limpiar y calcular pérdidas. «Se me ha estropeado todo el suelo de madera flotante. También he perdido mucha ropa. Se me mojó todo», explicaba con resignación M’Rabet Youseff, que tiene su negocio en la calle de sa Creu. «Además, no pude abrir en todo el día, y eso que vino mucha gente por la zona durante la tarde», aseguró.

En la misma situación se encontraban otros locales de la misma calle. «El agua cubría todo y cada vez que pasaba un coche era una ola que entraba a la tienda», explicaba otro de los comerciantes. «No he tenido grandes pérdidas porque tengo una bomba de achique de barco en mi local y no llegó muy dentro», señalaba.

Foto: Marcelo Sastre.

En Can Vinyes, quitaban ayer las maderas de protección que habían colocado para protegerse de las inundaciones. «Estamos acostumbrados. Lo tenemos todo en alzas y aún así entró y se nos mojó algún cesto», contaba Ignacio. «Más que las pérdidas es el jaleo de organizar todo de nuevo y llamar al seguro», aseguraba, a la vez que insitía en que «siempre pasa igual porque esto es un embudo». «El Ayuntamiento de Vila empezó con la separación de aguas limpias y sucias pero la hicieron en esta calle y en la de las farmacias - Aníbal y Antoni Palau- pero no está hecho en Guillem de Montgrí porque es una segunda fase», detallaba este comerciante.

En este sentido, los comerciantes señalaron que «el barrio necesita que se arreglen ciertas infraestructuras». No obstante, «sabemos que es difícil y que es un barrio antiguo que no se puede levantar entero», decía Victoria, de otra de las tiendas. «A pesar de que entró agua yo creo que después de las obras de mejora del alcantarillado que se hicieron hace unos dos años, tragó algo mejor», contaba intentando buscar el punto positivo a la situación.

El vicepresidente de la Federación de Vecinos y Comerciantes de la Marina, Joaquín Manuel Senén, señaló que «la única solución pasa por separar la fluvial y la fecal en todos los municipios. Mientras no lo hagan cien por cien, el problema lo seguiremos sufriendo y seguirá saliendo mierda por el puerto», apuntó a la vez que recordó que «año tras año esto da una imagen tercermundista de la isla a quienes nos visita».

Es Pratet

La presidenta de los comerciantes de es Pratet, Carmen Cárcel, señaló otra posible solución. «Deberían hacer tanques de tormenta como el que se está haciendo en el puerto, en el cinturón de ronda de Juan XIII o sa Juvería. Si se hubiera empezado por allí, el agua que viene de arriba no nos llegaría a esta zona», aseguraba.

Este barrio es otra de las zonas de Vila en las que ayer aún se podían ver y oler, restos de la tormenta.

Foto: Marcelo Sastre.

«Nos pasamos el día entero limpiando y adecentando, así que no pudo entrar ningún cliente», decía Carmen, que regenta una pastelería en la zona. «Ha habido que coger escobas, lejía y desinfectar todo porque además el olor era bárbaro».

Algunos sacaban limpiadoras de agua a presión a la calle para limpiar las puertas de sus comercios e intentar acabar con el mal olor de las aguas fecales.

Paseo de ses Figueretes

Un olor que no se apreciaba en el paseo de ses Figueretes. En esta zona ayer los bañistas disfrutaban de la playa con total normalidad y las terrazas de la mayoría de bares contaban con sus clientes habituales. Solo tres negocios, los ubicados en los bajos del edificio Príncipe, continuaban con tareas de limpieza.

Foto: Marcelo Sastre.

«El problema para nosotros fue que el edificio no había vaciado la fosa séptica y al llover tanto reventó como un tsunami y nos entró en los locales», explicaba Sabrina.
Tanto su restaurante como los negocios de al lado no pudieron abrir el martes por la noche. «Nos pasamos limpiando hasta las 11:30 de la noche», explicaba Andy, del restaurante Fusion. «Se nos han estropeado varias máquinas y se nos ha levantado parte del suelo». Ayer todavía trabajaban para dejar el negocio en condiciones para sus clientes.
También hablaban de máquinas rotas y muchas horas de trabajo las dueñas del resturante chino. «Creo que la pendiente del paseo a la altura de nuestro negocio no es la adecuada», señalaron. «En 25 años que llevamos aquí abierto es la primera vez que nos entra agua de esta manera», aseguró.