Manifestación del pasado domingo que puso fin a dos jornadas de huelga de las kellys | MARCELO SASTRE

Cuesta encontrar una manifestación de trabajadores donde no se vea ni una sola bandera o pancarta de UGT, CCOO, USO, CSIF o cualquier otro sindicato. En la manifestación del pasado domingo en Vila, con la que las ‘kellys’ de Ibiza y Formentera pusieron punto y final a dos jornadas de huelga, solo se vieron banderas del sindicato CGT, muy minoritario y generalmente poco representativo.
Sin embargo, el año próximo hay elecciones sindicales en el sector de Hostelería y es posible que la situación cambie, al menos en las Pitiusas. O eso es lo que persigue la CGT, tener representación en el sector de mayor peso y relevancia de la economía balear.

¿Qué han conseguido? El único sindicato que convocó la huelga de camareras de piso, la CGT, tiene una implantación nula en las empresas de hostelería. Sin delegados sindicales en los hoteles, movilizó a las trabajadoras el pasado fin de semana pero planteando la huelga como un fin en sí mismo y no como un instrumento para lograr resolver los problemas laborales que aquejan a las ‘kellys’. Su estrategia sindical es incomprensible, como no sea para lograr visibilidad y relevancia mediática, algo que sin duda la CGT ha logrado sobradamente.

A por el convenio. El vigente convenio de hostelería que las ‘kellys’ y la CGT reclaman modificar, fue celebrado como un gran éxito sindical por UGT y CCOO ya que impedía que los hoteleros pudiesen subcontratar ciertos servicios como lavandería o limpieza, algo que acrecienta la precariedad de los trabajadores. También se pactó un sustancioso incremento salarial que ha sido motivo de orgullo incluso para el Govern balear. Sin embargo, ahora se lanzan críticas a ese convenio y se hace un paro para forzar a cambiarlo. Pero una huelga que persiga alterar lo pactado en un convenio es una huelga ilegal. Si encima quien lo plantea no ostenta la representación legal de los trabajadores, sencillamente no hay nada que negociar.

Participación. Desde luego, es lamentable que la Federación Hotelera no haya facilitado datos de participación en la huelga, porque hurtan que la ciudadanía sepa si lo que reclamaron las huelguistas es una reclamación generalizada. La CGT afirmó que fueron 2.000 las trabajadoras que secundaron el paro, pero ya se sabe que los datos que proporciona el organizador de una movilización suelen estar hinchados y a veces, no poco.

Denuncia. Pero esta semana la CGT ha denunciado ante la Inspección de Trabajo que un hotel de Platja d’en Bossa no respeta la normativa de prevención de riesgos laborales ni el convenio, algo que la cadena hotelera del establecimiento en cuestión niega categóricamente. ¿No sería más lógico que esa denuncia se hubiese presentado antes de la huelga? Si lo que se pide es que se cumpla la Ley, lo normal sería denunciar a los que la incumplen, en lugar de esparcir la sospecha sobre todo el sector. Pero claro, eso no serviría a los objetivos que algunos parecen perseguir en su guerra sindical en la que las ‘kellys’ se han convertido en un mero instrumento. Lástima que no lo vean.

‘Rave’ en Sant Josep. La operación policial contra la ‘rave’ organizada en Sant Josep el pasado fin de semana y que fue abortada el domingo por la mañana ha recibido el apoyo prácticamente unánime de la sociedad ibicenca. Sin embargo, Podemos ha guardado un clamoroso silencio al respecto. Cuesta entender que un partido que presume de ser sensible al medioambiente, no diga ni mu ante la organización de una fiesta ilegal en un paraje protegido de Sant Josep, municipio donde gobiernan junto al PSOE.