Alumnos del CEIP Sant Carles en el comienzo del primer día escolar.

El primer día en el colegio CEIP de Sant Carles comenzó con caos en el parking de la entrada con la llegada, poco antes de las 9.00 horas, de padres en coche con sus hijos junto con dos autocares que intentaban acceder al reducido parking.

En la puerta del colegio el ambiente era de nervios, alegría y entusiasmo con alguna cara triste entre los más pequeños al tener que separarse de sus progenitores durante unas horas y enfrentarse a lo desconocido.

El colegio de Sant Carles ha ido creciendo con el tiempo y, a día de hoy, los profesionales que trabajan en el centro se «sienten desbordados por el gran aumento y la falta de recursos que les proporcionan desde la Conselleria de Educación», según aseguró la directora del centro, Esperanza Galmes Ferrer.

Ha pasado en los últimos años, de su capacidad inicial de 200 alumnos a tener hasta 300, en el inicio de este curso, ofreciendo un número de plazas superior a los recursos de los que dispone.

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Hace unos 20 años el conseller Escolar propuso ampliar el colegio, tras lo que la ex directora del centro Mercedes Ibarrola, propuso que esta opción fuera «estudiada por una comisión técnica», estudio que afirmó que «nunca llegó ya que los técnicos en educación no son partidarios de desdoblar al igual que la comunidad educativa». Añadió que «tenemos la estructura del colegio de una línea y el cambio nos costaría un esfuerzo que no creemos que valga la pena ya que la necesidad es la construcción de un colegio nuevo».

Aún así, la directora en funciones, Esperanza Galmes, solicitó el pasado martes una reunión en el Ayuntamiento de Santa Eulària con la responsable de Educación y la alcaldesa, Carmen Ferrer, para pedir información sobre el proceso en el que está la licencia para las obras de ampliación, que llevan esperando «más de 10 años».

Por el momento los niños de 3 años están en dos aulas modulares a modo de barracones. Aulas de chapa que, en principio, se construyeron de forma temporal y van a cursar ya el tercer año escolar. Son clases aisladas con una maestra cada una, sin teléfono, con un pequeño baño sin puerta y con mala sonorización.

En el 2005 el Ayuntamiento de Santa Eulària construyó tres clases externas de obra para los niños de 4 y 5 años, que de la misma manera se encuentran aisladas del resto del centro escolar.

Las dos directoras señalaron la «inestabilidad» con la que desarrollan el curso escolar durante los últimos años, sin saber si van a darles «una solución desde la conselleria de Educación». Manifestaron que comienzan el curso con unos recursos específicos y una planificación pero nunca saben como acabará porque «no reciben ninguna información».