José Morella recibió el premio el jueves en el mítico Cafe Gijón de Madrid. | E.P.

El escritor ibicenco, afincado en Barcelona, José Morella, tenía que haber estado ayer en el Pikes Literary Festival participando en una mesa redonda con otros escritores afincados en Ibiza. No pudo hacerlo porque había recibido una magnífica noticia: Era el ganador de la edición número 69 del prestigioso premio Café Gijón de literatura por su obra West End.
Por ello ayer estuvo en este mítico establecimiento del número 21 del Paseo de Recoletos madrileño en una experiencia que el propio autor calificó ayer a Periódico de Ibiza y Formentera como «inolvidable, intensa y muy bonita». Allí conoció a muchos fotógrafos, periodistas y a algunos de los miembros del jurado, encabezado por el escritor y crítico literario José María Guelbenzu y formado además por Rosa Regàs, Mercedes Monmany, Antonio Colinas y Marcos Giralt Torrente. Ellos le han otorgado el premio, dotado con 20.000 euros, y catalogaron su trabajo de «emocionante a través de una trama muy bien construida, que entrevera las historias del narrador y del abuelo con una naturalidad muy convincente».

Unas palabras que el ibicenco agradeció ayer a este periódico. «Los premios y más uno de la importancia de éste, creado en 1949 y con ganadores de la talla de Carmen Martín Gaite, Eduardo Mendicutti, Luis Mateo Díez, o Luis del Val, siempre son muy importantes y suponen un antes y un después en la carrera de un escritor porque por un lado te abre muchas puertas y porque por otro te anima a seguir creyendo en tí mismo, sintiéndote más seguro para seguir mejorando en tu trabajo», confesó Morella.

El tabú de la enfermedad mental
La novela West End, que publicará el próximo mes de enero la editorial Siruela, refleja, según su autor, una Ibiza que no ha sido muy tratada en el cine, la televisión o la literatura. Es la Ibiza que vivieron a mediados de los años setenta del pasado siglo muchos emigrantes de la Península que vinieron a trabajar. Algo que José Morella cuenta con una historia de tintes autobiográficos, centrada fundamentalmente en la figura de su abuelo materno, Nicomedes Miranda. «Él emigro junto a sus hijos desde un pequeño pueblo de Córdoba llamado Rute y, acostumbrado a trabajar en el campo nunca llegó a integrarse ni adaptarse a la vida en esta isla como si hicieron sus hijos».

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Así mismo «a través de muchas historias que se entremezclan y personajes reales y ficticios» el escritor ibicenco aborda un tema que en ocasiones es tabú para muchas familias: «Cómo abordar una enfermedad mental de una persona que entra en depresión porque siente apego por su tierra, no encuentra su sitio en el lugar en el que vive, no le gusta el trabajo que encuentra y además, es estigmatizado e incomprendido por su propia familia».

Un tema que en la novela se cuenta, según el autor, en primera persona, a través de los ojos de un niño que bien podría ser él mismo. «El protagonista pretende descubrir el misterio de su abuelo loco, del que nadie habla, sólo con eufemismos porque, entre otras cosas, ninguno de sus hijos conocían de verdad su diagnóstico clínico».

Su tercera novela
No es la primera vez que Morella escribe sobre la discriminación ya que en Asuntos propios, con la que ganó el Qwerty a Mejor narra dor revelación, trató personajes discriminados por edad y por raza. Además, ha publicado La fatiga del vampiro, una biografía ficticia de Julio Cortázar, y Como caminos en la niebla, centrada en la vida del psiquiatra anarquista Otto Gross.