El ‘stock’ va desapareciendo en este negocio que llevaba cuatro décadas abierto. | MARCELO SASTRE

Los negocios nacen, crecen, evolucionan, cambian de localización, pasan de generación y, en la mayoría de los casos, mueren. Muchos no llegan a pasar por tantas etapas, cuando alguno llega a ese punto y vive varias décadas, el cierre se nota más. Cierra Electricidad Can Serra. Una empresa que se constituía el 1 de enero de 1976 bajo la batuta de Joan Serra, un ingeniero técnico ibicenco que decidió unir la planificación y ejecución de instalaciones eléctricas con la venta de suministros y electrodomésticos. Algo más de cuatro décadas después cuelga el cartel de ‘liquidación total por cierre’. El descenso de las ventas y el cese de la actividad de instalación eléctrica hacen el negocio inviable.

Can Serra abría sus puertas cerca del antiguo colegio de Sa Graduada. Más adelante, en torno al año 77 o 78, Joan y su socio se trasladaron a otro local junto a la iglesia de Santa Cruz. Allí estuvieron hasta 2002. La sociedad se separó y Joan montó el negocio en calle Madrid, junto al colegio Portal Nou. Esto lo cuenta de memoria Vicent Serra, su hijo, que ahora lleva las riendas del negocio hasta su cierre.

Un negocio que se quedó cojo
Vicent explica que buena parte del negocio para Can Serra eran las instalaciones eléctricas. Su padre era el que se encargaba de esta parte del negocio, incluso cuando ya estaba retirado. Sin embargo hace dos años la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) le apartó de esta labor.

Vicent estudió empresariales, así que el apartado de cuentas lo llevaba bien, pero no el de ingeniería técnica. Un electricista de la empresa se encargaba del mantenimiento de las instalaciones que se habían hecho, pero ya no se hacían nuevas.

A la desaparición de una de las patas de la empresa se sumaba que dos de los empleados de la empresa, el electricista y la contable, están a punto de jubilarse. A Vicent le costó mucho poner el cartel de liquidación total por cierre en una situación tan compleja, pero la venta de electrodomésticos «ya no daba para seguir manteniendo la tienda. El pasado noviembre decidió que tocaba cerrar.

Lucha del pequeño negocio
La venta online y las campañas de las grandes superficies son dos de los factores que Vicent apunta como detonantes de una crisis de la que no han sabido salir muchos pequeños comercios.

El año pasado la campaña de navidad fue muy floja y después «el valle que hay entre enero y marzo también fue muy duro». Llegó el momento de hablar con los empleados y darles la noticia que ya rondaba en la cabeza de Vicent desde noviembre de 2018.

Como se jubilaban 2 de los 3 empleados y el tercero es primo de su padre hubo comprensión por parte de la plantilla que ha ido a una con la empresa para hacer más sencillo este cierre.

Vicent dice que muchos vecinos se acercaron al ver el cartel para preguntar. El cierre de una tienda de barrio siempre es un acontecimiento triste. Allí compraron aquella radio, aquella lavadora o aquel regalo. «Pero es lo que hay, en los últimos tiempos costaba mucho mantener el negocio». La clientela de Can Serra es local, los turistas no compran sus electrodomésticos en Ibiza y los propios ibicencos cada vez menos.

Liquidación
La tienda estará abierta hasta que se acabe el stock y consigan alquilar o vender el local. «Ya estoy en contacto con varias personas interesadas y dependiendo de lo rápido que se llegue a un acuerdo se cerraría antes o después».

En la tienda ahora mismo hay un 25% en grandes electrodoméstico y un 30% en pequeño electrodoméstico. En lámparas e iluminación hay entre un 40 y un 50%, a más antiguo más descuento.

Vicent dice que le daba reparo poner el cartel, «pero el tiempo se echaba encima» y tuvo que ponerlo «sí o sí». Tras 10 días de liquidación dice que ha venido bastante gente y las ventas van «mejor de lo que esperaba».

Una vez que se liquide Can Serra, la familia de Vicent tiene otra sociedad con la que gestionan un par de negocios de los que ahora se encarga él de la gestión y la contabilidad. «Yo ahora estaba partido, no me podía dedicar ni a una cosa ni a la otra al 100%».

Dice que este ha sido otro de los motivos que le ha llevado a tomar una decisión y lo que tenía sentido para él era dedicarse más a lo otro, que es lo que ha estudiado, contabilidad. Así que, aunque dice que es una pena porque le hubiese gustado seguir con un negocio que empezó su padre, los tiempos han cambiado muy rápido y las empresas, como las personas, tienen un ciclo.