El acusado de matar a un okupa en Ibiza, en el banquillo, en Palma. | Alejandro Sepúlveda

Nueve años de prisión. Es la pena que solicita el Ministerio Fiscal para P.B., el autor confeso del crimen del delfinario de Ibiza en marzo de 2017. El acusado reconoció los hechos ante el tribunal del jurado y alegó que golpeó a la víctima, un suizo de 57 años, porque le aterrorizaban sus amenazas.

«Me amenazó y por eso pasó todo lo que pasó», señaló el acusado ante el tribunal del jurado y recalcó que actuó bajo un «shock de terror», así como que su intención no era matar al otro hombre.

Durante su declaración, el acusado explicó que durante la tarde previa a los hechos, la víctima había bebido y le llegó a amenazar con una maza. No obstante, los agentes que se encargaron de la investigación no hallaron este objeto contundente en el entorno del antiguo y abandonado delfinario localizado en ses Salines.

Según el relato del acusado, cuando por la noche se acomodaron para dormir, se acercó al hombre que le había amenazado «para hablar con él» y, cuando el otro se le echó encima, le golpeó varias veces con una barra metálica. Según señaló, en ningún momento supo dónde le golpeaba porque «estaba oscuro» y en su descargo advirtió que trató de atender a su víctima cuando estaba malherida y no huyó del lugar de los hechos.

La Fiscalía solicitaba inicialmente para el procesado una condena de 18 años de cárcel por asesinato, pero finalmente cambió la calificación para pedir la condena por homicidio y que se le aplique una pena de 9 años de prisión.

El jurado emitió un veredicto de culpabilidad y la magistrada presidenta dictará una sentencia, previsiblemente, en el mismo sentido. El tribunal tuvo en cuenta la atenuante de anomalía o alteración psíquica.

Cuatro golpes mortales

La sala también escuchó el testimonio del forense que atendió el caso. Indicó que la víctima tenía cuatro golpes en la cabeza, dos de los cuales le causaron fracturas craneales, y varias contusiones severas en el tórax, de las que una le ocasionó una fractura costal que le perforó un pulmón. Las lesiones cerebrales y del pulmón podían haber causado independientemente la muerte de la víctima y juntas aceleraron su fallecimiento, explicó el forense.

Añadió que las heridas en una mano del agredido pueden ser indicativas de que intentó defenderse y la ubicación de las lesiones que le causaron la muerte denotan que el hombre estaba de pie cuando fue atacado.

En cambio, el guardia civil que realizó el atestado sostuvo que la falta de «proyección de sangre» y las manchas en la colchoneta sobre la que se había tumbado la víctima, indicarían que esta fue atacada mientras dormía.

Recordó que en su primera versión, el acusado indicó que el otro hombre se había caído por una ventana y se golpeó con un depósito de agua. No obstante, una vez detenido confesó que le había golpeado sin intención de matarle.