Parte de los acusados ante el tribunal. | Alejandro Sepúlveda

La Audiencia Provincial celebró ayer la segunda sesión del juicio contra once personas acusadas de formar parte de un grupo dedicado a la distribución de drogas en Santa Eulària, una trama sobre la que se puso el foco a raíz de que uno de los once acusados denunciase que había sido víctima de un presunto robo de marihuana en su casa.

Así lo advirtió ayer durante su declaración ante la sala el agente de la Guardia Civil que dirigió la investigación. En este sentido, indicó que fue V.D.N. quien denunció «que unas personas habían entrado en su casa para robarle una cantidad de marihuana». Añadió que durante la inspección ocular se encontró una gran cantidad de droga en el domicilio -cocaína, MDMA y anfetamina-, dinero en efectivo y objetos para la elaboración de droga como balanzas de precisión, por lo que se procedió a la detención del denunciante por un delito contra la salud pública.

A partir de este punto, la policía judicial inició una investigación para tratar de determinar la procedencia de la droga incautada. Para ello, la Guardia Civil vigiló la casa donde supuestamente se llevaba a cabo el negocio de la droga y comprobó que había un «incesante trasiego» de personas en el domicilio. Fruto de las pesquisas, los investigadores identificaron al otro acusado, F.J.G., como «uno de los principales distribuidores de droga en Santa Eulària».

Estos dos acusados son los que se enfrentan a las mayores penas. En concreto, la Fiscalía reclama para V.D.M.N., cinco años y medio de prisión y una multa de 26.700 euros, mientras que para F.J.G.C., se pide una condena de cinco años de prisión y una multa de 140.500 euros.

Los otros nueve llegaron el lunes a un acuerdo de conformidad por el que reconocieron total o parcialmente las penas.