La obra se pudo ver en doble sesión, una a las 10.30 horas y otra a las 12.00 horas y los institutos que acudieron fueron Sa Colomina, Santa María, Isidor Macabich y Sa Real. Según la concejala de Educació del Ayuntamiento de Vila, Carmen Boned, el objetivo de esta representación «es crear conciencia entre los más jóvenes y que reflexionen sobre el principio de invulnerabilidad y la toma de decisiones ya que cuando se tiene cierta edad uno nunca piensa que le puede pasar algo».
De hecho, las dos creadoras de Darrere la porta, Pilar y Aurora Cayero, trabajan diariamente en centros de menores de régimen cerrado, equivalentes a prisiones, donde residen los y las menores que han cometido algún tipo de delito. Allí su trabajo «es vital para intentar ayudarles a dejar de delinquir y recuperar el control de su vida antes de que alcancen la mayoría de edad y entren en el sistema penitenciario adulto».
En este sentido, todas las historias que se pudieron ver sobre el escenario de Can Ventosa son reales y surgen de la experiencia de más de diez años de las hermanas Cayero. Incluso, algunos de estos relatos son increíblemente duros y complicados pero sus creadoras han tenido el acierto de combinar estos episodios con otros cargados de humor creando, según el ayuntamiento, «una mezcla imposible de drama y comedia pura que no sólo sirve para que la audiencia tome aire cuando más lo necesita, sino que también, es un fiel reflejo de las paradojas a las que se enfrentan cada día los jóvenes y los y las educadoras en estos centros».
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