Desde hace semanas, empresas de mobiliario y transportes trasladan al nuevo edificio el material necesario: sillas, mesas y armarios.

Las fechas siguen corriendo en el calendario y la actividad en el nuevo juzgado de sa Graduada se limita últimamente a las esporádicas visitas de operarios que traen partidas de mobiliario. Las peores previsiones llevan camino de cumplirse y el traslado sigue demorándose.

A principios de febrero y tras el incendio intencionado que cortocircuiteo la Administración de Justicia en Ibiza, Rosario Sánchez, por entonces delegada del Gobierno, remarcaba que las obras avanzaban a buen ritmo pero al pedirle una fecha, Sánchez abría un abanico de incógnitas: «No antes del 31 de marzo».

Con el paso de los días las incógnitas tornaron incertidumbres. El juez decano de Ibiza, Juan Carlos Torres, realizó diversos llamamientos alertando sobre lo «duro» que sería pasar la temporada de verano en un hábitat de provisionalidad como son los emplazamientos en las torres del Cetis o el Consell. Desde Justicia se aventuraba que el edificio podría estar para antes de la temporada. Ya por entonces, trabajadores del día a día en Ibiza y los responsables del CSIF intuían que el asunto iba para largo. «Con el panorama actual no nos extrañaría que nos diesen las uvas», advertía Sabino Aramburu, allá por el mes de abril. Seis meses después apunta que ahora «ya todo es posible».

Verano complicado
Ya en mayo la falta de concreción de fechas oficiales persistía. No obstante, el día 29, Periódico de Ibiza y Formentera avanzaba que el traslado al nuevo juzgado se demoraría más allá de la temporada de verano. Las obras todavía estaban en marcha y una vez finalizada y antes de la recepción, se abría unos plazos para retoques. A este hecho se sumaba que las plicas para el mobiliario estaban pendientes de tramitación. El suministro de agua y electricidad también estaba pendiente.

Los operadores jurídicos y usuarios pasaron el verano en las dependencias provisionales. Los problemas en los juzgados de guardia se multiplicaron por las dificultades para la conducción de detenidos debido a la falta de espacios para calabozos. Y en las salas, temperaturas de más de 30 grados por la gran cantidad de personas presentes en un espacio mínimo y con deficiencias en el acondicionamiento.

Pero la lista de problemas es amplia. Así, a finales de agosto, el día 27, un episodio de lluvias abrió una nueva ‘vía de agua’ sobre el futuro del nuevo juzgado.
La inundación de las zonas bajas motivó la visita del delegado del Gobierno y del gerente territorial de Justicia a la isla. Tras inspeccionar las instalaciones, Ramón Morey, apuntaba que las filtraciones servían como una «prueba de estrés para el edificio» y aventuraba que el traslado podría realizarse entre finales de septiembre y principios de octubre «si no hay más cuestiones externas». El juez decano de Ibiza, más prudente y realista, ampliaba el plazo hasta finales de octubre.

Cumplida la primera semana de octubre, la ‘operación traslado’ continua siendo una incógnita. La posibilidad de haberla realizado la última semana de septiembre se descartó y sobre la mesa se puso la posibilidad de celebrar en Ibiza la apertura del Año Judicial.

El anunciado «traslado tranquilo» de momento no tiene fecha concreta y los trabajadores de la administración de Justicia continuan repartidos entre las torres 1 y 7 del Cetis -juzgado de guardia y Violencia sobre la Mujer en la torre 1- y los cuatro órganos de Instrucción en la torre donde ya estaba Primera Instancia-, los dos Penales en el Consell y los juzgados de lo Social en Gaspar Puig.