A la salida de misa, en Vila, en el año 1928.

El legado del compositor, intérprete y etnomusicólogo palmesano Baltasar Samper Marquès (Palma, 1888-Ciudad de México, 1966) se encuentra repartido en varios bibliotecas. Por una parte, su hija Roser vendió a un grupo de instituciones los borradores de las canciones populares que recogió en Baleares dentro del Cançoner Popular de Catalunya. Éstas se encuentran depositadas desde 1989 en la Biblioteca Bartolomé March (Palma) que dirige mi amigo Fausto Roldán, habitual de las playas de Formentera.

Otro de los fondos samperianos se guarda en el monasterio de Montserrat, así como los originales --nos indica mossèn Massot i Muntaner-- de las fotos que tomó Samper en las Islas, de estas instantáneas hay copias en el Centre Excursionista de Catalunya. Por último, el tercer brazo de los papeles de este músico es el que tenía su sobrino en México, estos fueron adquirido hace un par de años por el Govern Balear y luego se depositaron en el Arxiu del Regne de Mallorca. En este fondo se encontraban las cartas que Samper recibió de mossèn Macabich, nuestro gran historiador y folclorista, que ayudó mucho a Samper, y al maestro de Binissalem, Ramón Morey, a recopilar y grabar canciones tradicionales ibicencas durante su estancia de 1928. Estas cartas de Macabich a Samper están depositadas temporalmente en el Arxiu d’Eivissa. De Ibiza conozco unas 40 fotos en papel gelatina hechas por Samper, aunque pudiera haber más.

¿Quién fue Samper?
Samper fue un músico de primer nivel europeo (muy amigo de Pau Casals), se formó en Barcelona y en 1924, gracias a Lluis Millet, entró en el equipo encargado de recopilar aspectos del folclore balear dentro de una obra superior, el Cançoner Popular de Catalunya que se pudo comenzar a elaborar en la Ciudad Condal gracias a la filantropía del financiero y bibliófilo Rafael Patxot i Jubert (1872-1964). En el mismo un grupo de especialistas trabajaron entre 1924 y 1936 y Samper fue el elegido para hacer el trabajo de campo en Ibiza.

A la vez que Patxot promovía el Cançoner, aprovechó para poner en marcha en 1923 un estudio sobre la masia catalana, dirigido por el arquitecto Josep Danés i Torras, cuyo primer paso consistió en hacer fotos que en el caso de Ibiza son también obra de Samper: fotos de las casas payesas con su mundo (como la casa de María Marí i Marí), las fuentes (como la cubierta de Sant Llorenç), y la indumentaria ebusitana que tanto nos maravilla hoy y que tanto maravilló a algunos de los grandes intelectuales europeos que recalaron en Ibiza durante la primera mitad del siglo XX. Tras la guerra civil, Samper se exilió en México donde se dedicó a estudiar el folclore azteca trabajando para un organismo publicó; allí vivió bien, pero siempre con añoranza.